El liderazgo perdido

La Encuesta de Población Activa nos ha propinado esta semana otra bofetada de realidad. Los números han venido a demostrar empíricamente que la sensación de que A Coruña se está quedando atrás es, lamentablemente, algo más que una impresión. Es pura realidad. Dentro de un contexto global de indicadores esperanzadores en Galicia, A Coruña se tiene que conformar con la pedrea. No es ocasional. Lleva siendo así desde mayo de 2015.
El resumen de las cifras, siempre frías, se refleja en una conclusión: el desempleo baja en la Comunidad al doble de velocidad que en nuestra ciudad. Hace tres años y medio, A Coruña lideraba los parámetros gallegos con un diferencial de cinco puntos por encima de la media. Hoy ese margen se ha esfumado y hemos perdido ese liderazgo. En este último trimestre se repite el estribillo: somos la ciudad de Galicia con peores resultados.
No es casualidad. A Coruña lleva mucho tiempo perdiendo. Perdemos oportunidades de empleo, perdemos inversiones, perdemos infraestructuras, perdemos industria, perdemos museos… Xulio Ferreiro tiene, a día de hoy, más de 14.000 vecinos suyos con un grave problema que condiciona sus vidas. Y no sabe qué hacer por solucionarlo.
El presunto Plan de Empleo Local que Ferreiro presentó ante las cámaras hace tres años ha sido un espejismo. ¿Dónde están aquellos 2.000 empleos anuales prometidos? Un ejemplo: en 2017 presupuestó 868.000 euros para cursos de formación, y sólo ha gastado 422.000. Más de la mitad de la partida se ha quedado sin ejecutar. Será que no es necesario.
Los coruñeses nos preguntamos, ¿a qué dedica el concejal del ramo, Alberto Lema, su tiempo libre? Está más preocupado de comprar pisos de forma irregular a un colega de partido y de conservar su escaño que de trabajar por el bien común de los coruñeses. Y el alcalde, responsable último, se lo consiente y lo perpetúa en el cargo. A sus bravuconadas, las de Xiao Varela y las del propio Ferreiro hemos respondido trasladando el asunto a la Fiscalía. A la de todos.
Datos demoledores. El gobierno de Ferreiro lleva firmados 14 contratos de alquiler de viviendas municipales frente a los 84 de la etapa del Partido Popular. Hablamos de un 83% menos. Realidades como esta son las que golpean el hígado de una ciudad en la que, con la Marea, cada día es más difícil vivir.
Estamos a tiempo. La ciudad se está dado cuenta de que hay un camino para recuperar la ilusión. Y se ha lanzado a ganar el partido.

El liderazgo perdido

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