La diversidad forma personas

IGsa frase preside la página del colegio Font de l’Alba de Tarrasa; la realidad es otra, esa que se visualiza en la supuesta agresión a una niña por parte de su profesora, el motivo, haber dibujado una bandera de España. Una bandera española en vez de una estelada, pensamiento plural para una adiestramiento único, esa es la idea. Su concepto de diversidad: aquí cogemos a todos los que piensen como nosotros y se expresan como nosotros, y aún así y entre ellos, los que nosotros toleremos, que para eso detentamos el poder y la gloría.
El espíritu de su ideal republicano es el de la peor monarquía, esa que propugna, desde el más rancio absolutismo, que todos los catalanes con pedigrí son reyes por el derecho que le da la grafía de los apellidos y la pureza de la sangre, y los demás, vasallos, serviles cortesanos, que los atiendan y colman de parabienes y bendiciones y bufones que los diviertan, sin dejar pasar un día en que todos les den las gracias por permitirles vivir en su reino. 
El nacionalismo es una maldad, lo sabemos, pero no se lo hemos hecho saber. Los tratamos como si fuesen tolerantes, demócratas, solidarios y progresistas cuando son el opuesto, y lo hacemos porque no nos duele la niña maltratada, y aún menos, los infantiles pensamientos alienados por adultos miserables.
Una niña, y ya culpable, una rabia vieja y todavía inocente, esa es la tragedia de este pueblo rendido al fanatismo autoritario del nacionalismo.

La diversidad forma personas

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