Dos jueces

Juan Ignacio Zoido y Manuela Carmena son protagonistas. La actualidad une a estos dos magistrados que colgaron la toga para ceñir la clámide de los políticos. Hemos visto al ministro en su primer viaje a Bruselas para asistir al Consejo de Ministros de Interior y debatir la reforma del Sistema de Asilo y la estrategia para enfrentar la amenaza del terrorismo yihadista. Carmena está en Roma, junto a otros alcaldes, invitados por el papa Francisco para debatir sobre la situación de los refugiados. La proclama de la convocatoria: “Los refugiados son nuestros hermanos”, lo dice todo desde la lógica vaticana.
Lo que no dice es que la política de emigración y seguridad es competencia de los Estados. Y ahí es donde reside el problema, porque la acogida de refugiados está activando fermentos indeseables. Entre otros, el auge de partidos xenófobos de extrema derecha. Zoido aterrizó en Bruselas con la noticia de la entrada ilegal en Ceuta de 400 subsaharianos. En paralelo, en Roma, se iniciaba la reunión de los alcaldes. No estaría de más pedir cordura a los alcaldes en este asunto que tanto se presta a la demagogia. Apelando a las conciencias y a la solidaridad, el papa cumple con lo que se espera de un líder moral.
El caso de los alcaldes es distinto. Hacen política. Pero convendría que no se les calentara la boca a fuerza de promesas que no pueden cumplir. Carmena y los “alcaldes del cambio” saben hasta dónde pueden llegar los ayuntamientos en materia de refugiados. Colocar una pancarta dando la bienvenida a los refugiados no resuelve nada. Lo de Zoido es más complejo porque Interior juega un papel fundamental en la acogida.

Dos jueces

Te puede interesar