Las grandes fiestas tendrán que esperar

Una tras otra, las grandes celebraciones del verano patrio se van cayendo sin solución de continuidad. Primero fueron las Fallas, luego la Semana Santa, la Feria de Abril y, ahora le toca el turno al San Fermín. La mejor demostración de que esta pandemia está cambiando nuestras vidas es que hasta tendremos que modificar el modo de divertirnos. No viviremos la emoción de los encierros, pero nos queda el consuelo de que cuando recobremos la normalidad podremos volver a estos ritos ancestrales que forman parte de nuestro ser más íntimo. Y como la cosa siga así, que se olviden los que viven cada año para esa noche en la que saltan las hogueras y comen sardinas asadas al fuego. También es posible que el San Juan haya que aplazarlo.

Las grandes fiestas tendrán que esperar

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