Ley de Dependencia

Hace ocho años veía la luz una de las conquistas sociales más demandas, en los últimos tiempos,  que se quedó en papel mojado. La Ley de Dependencia, una ley universal para todos los ciudadanos que no pueden valerse por sí mismos. Actualmente, y con el tiempo transcurrido, podríamos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que no ha cubierto las expectativas que había generado en su momento. 
En todo este tiempo, la Ley de Dependencia, ha sufrido reducciones drásticas de las partidas presupuestarias, con la disculpa de la crisis. Ha sido sometida a recortes, la implantación del copago, una excesiva demora en la valoración del grado de dependencia que ha llevado a que muchas personas que la habían solicitado ya fallecieran y no pudieran disfrutar de sus beneficios ni sus cuidadores. 
Vistas algunas resoluciones del programa individual de atención a dependientes nos encontramos con familias que habían solicitado la valoración del grado de dependencia en el año 2009 y se les resuelve a finales del año 2015, es decir unos siete años después. Ahora, aparte de la cuantía mensual concedida, los atrasos, desde el 2009 al 2015 se le abonan de manera fraccionada a lo largo de los años 2016 hasta el 2023. Lo peor de todo, aunque esto no es justo para nadie se puede decir que es legal. 
Con esta situación nos encontramos con que la realidad es que los familiares, principalmente las mujeres, son las que siguen cuidando en silencio y con resignación, sin ningún tipo de ayuda económica, a sus familiares dependientes. 

Ley de Dependencia

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