Es la guerra

En el frente de batalla, según los corresponsales de guerra que comen del rancho que sirve su ejército favorito, están definidas las trincheras: a izquierda un batallón compuesto por perroflautas y yayoflautas; bolivarianos, separatistas, populistas, amigos de ETA y creo que no me dejo nada.
 Explican que en la derecha tenemos a patriotas de hojalata, que quieren volver a las rutas imperiales; revisionistas de las autonomías y grupos con una mochila llena de recursos ante la justicia por si cuelan,  amén de distintas facciones en busca del disputado voto que ahora tiene varios candidatos. Allí están, dicen desde la otra trinchera, desde la derecha de siempre pasando por aquellos que llegaron diciendo que eran socialdemócratas según nos informa un compañero de página y que ahora comen de todo, y acabando con los de banderas al viento.
Y detrás de esas dos fuerzas enfrentadas en la madre de todas las batallas (allá para el mes de mayo) está la artillería de la llamada brunete mediática, que usa artillería pesada lanzando en general bombas fétidas sin que ninguna asociación –Cruz Roja, Asociaciones de Abogados Católicos, etc.–, pidan la paz, cordura o un ronzal –mejor un bozal– por el bien de todos. No me extraña que en este clima bélico el PP haya fichado para su estrategia a un comandante de Artillería que, como asesor de Pablo Casado debe explicar cómo hacer frente a su flanco por la derecha…
Y aquí, lejos del ardor guerrero, el personal quiere hablar de las cosas de comer.
¿Cómo queda eso del salario mínimo? ¿Se acabará el copago para las rentas más bajas? ¿Tendremos una educación pública, laica y de calidad? ¿Habrá defender la libertad de expresión, la Ley para la Memoria Histórica que tiene histéricos a tantos? ¿Qué hay de una Justicia independiente? ¿Ha llegado la hora de la regeneración democrática, de la transparencia en las administraciones? ¿Una sanidad sin recortes? ¿La paridad entre el hombre y la mujer? ¿Se cerrarán los paraísos fiscales? ¿Hacienda seremos todos, no por número sino por el valor de la cuenta corriente de cada uno? ¿Se aplicará de una puñetera vez la ley de ayuda a la dependencia?
Tal vez el ruido de los cañones, la verborrea de los embaucadores y falsos profetas nos obliguen a fijarnos más en lo que sucede fuera a lo que está pasando dentro, en pueblos y ciudades, en la casa de cada cual, donde lo que interesa es, precisamente, lo que nadie parece oír.   

 

Es la guerra

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