Los Beckham sí que saben cheirar

En el interior de Victoria Beckham todo va apretado, no hay espacio para alardes, pese a lo cual los procesos fisiológicos se desarrollan con la misma solvencia con la que lo harían en el corpachón de alguien con obesidad mórbida. De hecho, durante su etapa madrileña, cuando su marido era un galáctico, en todas partes le cheiraba a ajo. Y, por lo visto, mantiene intacto el sentido del olfato, pues Victoria & David acaban de comprar en Miami la casa más cara del mundo –les ha costado 40 millones de euros– uno de cuyos principales lujos es el aroma personalizado. Buena solución para los días en los que la cocinera prepare fabada.

Los Beckham sí que saben cheirar

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