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Que los políticos sean ejemplares es condición sine qua non  para ejercer cargo público. Estos políticos que mienten sobre sus estudios y los demás deben cesar inmediatamente en sus cargos como hacen en los países con verdadera democracia. En España 40 años de franquicia franquista dejó huella, mientras que en 40 años de democracia no se enseñó educación cívica para defender el interés general. Esta democracia virtual, en la práctica vino funcionando un poder paralelo que la devaluó causando frustración. Como prueba vemos a un fiscal negándose a investigar el caso Casado cuando no debiera haber problema y en caso de que todo sea legal al menos Casado no solo ganaría en credibilidad, también lo ganaría la democracia, pero así queda la duda y queda en desautorizar a la jueza que vio posible delito que por los menos debiera investigarse para eliminar dudas razonables que se le supone conocimiento para  elevarlo  al Supremo por ser su competencia. Ahora viene lo bueno. De los cinco magistrados cuatro fueron nombrados por la cuota del PP, no es que se dude de su ética profesional pero da lugar a pensar a favorecer a los políticos que los nombraron para cubrirse las espaldas por sus fechorías bien conocidas. Los partidos nos venden lo que no tienen, lo saben por eso crean este cordón sanitario.
¿Por qué la mentira y las malas artes no se deben permitir en política? Porque ejercen en exclusiva la  gobernanza de  nuestras vidas y haciendas y por ello deben de ganarse la confianza y la credibilidad  por los  electores  y pagados por el pueblo soberano, y los máximos responsables que los nombró deben asumir las consecuencias del fallo de dicho cargo y responder ante la Ley y el pueblo.
Si un cargo público no tiene capacidad para el cargo y por encima nos miente, nos roba perjudica gravemente, material y cívicamente a miles, o millones de personas, mientras que si hiciera lo mismo como en su vida privada los daños no tendrían consecuencias sociales. ¿Por qué se deben tener más exigencias para ejercer los cargos públicos que en la vida privada? Porque en lo privado si nos sirven bien podemos ir a la competencia, pero si el alcalde de tu pueblo no te da los servicios y derechos que te pertenecen te  fastidias porque no puedes ir a pedírselos al alcalde de al lado. Lo mismo pasa hacia arriba en los otros niveles de la administración: Diputación, Xunta, y Central. Por eso los presidentes de los gobiernos, máximos responsables deben ser los mejores tanto en gestión como en honestidad.
Pero  tal como están  configurados los partidos  ni siquiera cumplen el Art. 6 de la Constitución, que dice que deben de ser democráticos, pero ni siquiera cumplen sus estatutos, son vulnerados por cualquier miembro de la  dirección contra él discrepante con esa mal llamada comisión de garantías del militante. Lo puedo acreditar por haber militado  durante 30 años luchando por la democracia, la eficacia y la honestidad. Pero para los partidos no tiene ningún valor, hay que ceñirse a ser rebaño en  la organización. Una cosa es incordiar y otra distinta es la crítica responsable como requiere la democracia. Sin  mérito y capacidad no vamos a ninguna parte.
 

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