Más actores en la farsa

La olla esa, cocinada en cloacas policiales rebosa tras nuevas investigaciones de la prensa. Y estos días “El Español” nos ofrece otro capítulo con nuevos actores. Con el papel ya conocido de Villarejo, se  incluye en el reportaje  al pequeño Nicolás, aquel rapaz que presumía de colaborador del servicio de espionaje (Centro Nacional de Inteligencia)  e incluso apareció en un acto oficial de Felipe VI, como colaborador del ex comisario hoy en el trullo. Por aquel tiempo, y durante meses, grabó cientos de conversaciones de la querida del emérito llamada también amiga íntima de Juan Carlos. En una de esas grabaciones se le escucha decir que “cada vez que viaja a Medio Oriente JC, -no hay que ser muy listo para saber quién  se  esconde tras esas siglas-  en  vuelve con dinero que cuenta en una máquina que tiene en Zarzuela. Y ahora aparece otro nombre en este dislate: la Justicia investiga posibles amaños en contratos del Ministerio de Fomento siendo ministro Álvarez Cascos para beneficiar a un empresario madrileño –Rafael Palencia– que ya declaró ante el juez que a veces “ayudaba al PP aportando dinero en efectivo para que se le tratara bien”

Esta es una de buenos y malos y, palabra, están todos identificados: el inspector principal que inició las pesquisas del caso Gürtel acusó, ante el juez que la cúpula policial del PP,  comandada desde el gobierno de Rajoy y Génova, intentó torpedear su labor. Al tiempo, uno de los malos, el comisario Gómez Gordo, asesor de Cospedal admitió que, haciendo uso de los fondos reservados, entregó distintas cantidades de dinero al chófer de Bárcenas para que espiara al extesorero y destruyera documentos que perjudicaran al PP.  Ahora, en el PP, es una lucha de todos contra todos… para ir salvándose cada uno. El exministro piadoso, el que tenía un ángel por chófer, culpa a Cospedal mientras las grabaciones de Villarejo apuntan a la otra figura del equipo de Rajoy: Saez de Santamaría. 

El resumen, actores principales y comparsas al margen, es que el viejo eslogan de “hay poco pan para tato chorizo”, popularizado hace ya una década no era ni una exageración ni una presunción: era la cruda realidad demostrada, poco a poco por la justicia, en una historia que contiene los últimos diez años del recorrido del PP, sin olvidar los desmanes del PSOE de en Andalucía ni estos episodios que tienen por techo la Zarzuela. ¿Qué he hemos hecho nosotros para merecer esto? 

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