El dato “contante y sonante” del CIS

La misma mañana en que el juez dejaba en la cárcel a Junqueras, Forn y los Jordis y en libertad a seis exconsejeros, Puigdemont comparecía ante la justicia belga y el CIS hacia sus previsiones para el 21-D. De eso se hablaba mucho. Y uno pensó que a ver si en las estimaciones del CIS, el independentismo perdería la mayoría absoluta y Cs será la fuerza más votada, tenía tanto peso esto último como todo el ruido de las primeras.
En las entrañas del sondeo encontré una respuesta. Los catalanes encuestados son contundentes, más que en ninguna otra, en una valoración: la economía. Nada menos que un 48,5% considera que la situación es peor, y hasta mucho peor (8,5%), que hace dos años. Solo un 16,7% afirma que es mejor o mucho mejor (2%). El resto se apunta a “igual”. Es muy significativo y el hecho es constado hasta por los separatistas más furibundos. Esencialmente porque en esto cabe poca interpretación. La fuga de empresas y la caída de todos los indicadores son “intangibles” contantes y sonantes. Y duelen.
En otros aspectos la partición de la sociedad catalana es dramática, aunque todavía existe una mayoría más potente a la hora de calificar la situación política, un 67,8% la considera mala (30,19) o muy mala (37,7) pero aquí es que unos señalan como culpables hacia un lado y los otros al contrario. La valoración del expresidente prófugo es un síntoma de esa fractura. Un 39% considera la gestión de Puigdemont como “buena o muy buena” mientras que un 42,6 la consideran mala o muy mala, siendo esta ultima valoración la mayoritaria de todas las respuestas (27,8%).
El día fue de intensidad máxima y la decisión del Supremo su vértice con una reata de políticos diciéndoles a los jueces lo que deben o no deben hacer, algo que va a ser el mantra secesionistas, pero al que se unen los “palanganas” de la marca podemita y el socialista Iceta. El juez Llarena que había sido ya tachado de “palomo” en contraposición de con la magistrada de la Audiencia Naciona, Lamela, considerada ave de presa han resultado actuar como lo que son, jueces, y aplicar la ley más allá de las conveniencias políticas. Lo que ha variado ha sido actitud y graduación de los encausados. El riesgo de fuga, se ha diluido y acreditado no haber intención, pero Junqueras ha mantenido su resistencia a pasar del acatamiento del 155 a no comprometerse a respetar la ley y la Constitución. Forn, el jefe político de los Mossos, y los Jordis como brazos orquestadores del acoso y cerco a los funcionarios judiciales y a la Guardia Civil, destrucción de vehículos, han corrido la misma suerte. El ex vicepresidente pareció buscarla incluso con su declaración. Y habría de tener cuidado en su estrategia pues Puigdemont le está comiendo la tostada separatista pues su sustituta, Rovira, es de una endeblez extrema que ha demostrado sin atisbo de duda, tanto su indigencia política como su atroz sectarismo, como el de tantos otros abducidos por el fanatismo nacionalsta, en un mundo imaginario en que el “fascismo” campa a sus anchas poco menos que como en la Alemania nazi.

El dato “contante y sonante” del CIS

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