Casualidades asamblearias

Vivimos una cultura analfabeta. Cuanto menos sepamos mejor en orden a conseguir puestos en la parrila de salida. El Ethos griego-amor a la patria, a la justicia, al sacrificio, a la verdad-ha sido sustituído por trepas que solo aspiran a colocarse. Olvidaron la castra contra quien luchaban y se hicieroscasposos cobrando muy buenos sueldos y ejerciendo nepotísmo con familiares, amiguetes y conmilitones en festín salvador de asamblea de facultad.
Los estudios quedan arrinconados en el cajón de los pupitres de aula. Cuanto más ignoremos más confortador será el apto que supere el suspenso. Olviden el esfuerzo, el tesón, los sacrificios. Echen un vistado y comprobarán el nivel malo de nuestros representantes políticos. Hasta el punto de recordar el poema ‘’Itaca’’ de Constantino Carafis. El camino es largo. Sugestivo. Placentero. Enriquecedor. Aunque la encuentres pobre, Itaca no te ha engañado. ‘’Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya que significan las Itacas...’’ Pero estos días releo la autobiografía del muralista mexicano Orozco y no me resisto a contar el lance del burro pintor, utilizando su cola como pinceles, remitiéndole al salón de arte moderno de París. Los críticos hablaron sobre la audacia técnica, brillantez del colorido, maestría de la ejecución, hicieron consideraciones filosóficas y teológicas, citaron a Platón y proclamaron que se iniciaba una revolución artística.
Señalemos la premisa de otro silogismo. La fábula de Iriarte, ‘’El burro flautista’’, que ilustraba mis lecturas de párvulos. Suena una flauta soplada por casualidad por un asno-sin cumplir reglas de arte-y el borrico se cree un Beethoven de la vida interpretando su novena sinfonía.¿Nos movemos en estos parámetros cuando necesitamos soñadores como Fernando de Argarón, el césar Carlos I, Cisneros, Esquilaches o nuestros mandamases son la mitad de sabios que estos pollinos?

Casualidades asamblearias

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