El problema somos nosotros

los investigadores que se dedican a resolver dudas sobre cualquier asunto relacionado con el coronavirus, desde la necesidad de meter al niño en la bañera con ropa al volver del paseo diario hasta la conveniencia de comer caballa dos veces al día para compensar dos meses de ausencia de vitamina D, han sido lo más sutiles posible a la hora de explicar el peligro de bañarse en playas y piscinas. Así que corremos el riesgo de que haya quien no se ha enterado bien: el problema no es el agua, somos nosotros. Consideran que el virus no sobrevive en el mar ni en aguas tratadas con desinfectantes, pero sí tiene muy fácil pasar de unos cuerpos a otros, sobre todo, si están cerca. Y otra cosa no, pero lo de abarrotar piscinas y apiñarnos en el mismo punto a tres brazadas de la orilla se nos da de miedo. En resumen, que podemos bañarnos, pero a distancia unos de otros. Como todo lo demás.

El problema somos nosotros

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