La vida sigue igual

Mientras se cocina el pa(c)to a la naranja, el mundo gira y la vida sigue igual. Mientras doña Rita sigue la senda de su jefe Mariano (no sabe, no le consta, no estaba por allí) la Guardia Civil añade al expediente, documentación sobre la Mostra de Valencia, un nuevo clavo a la operación que se inicia con Rus contando en el coche “siete mil, ocho mil, nueve mil…” y así hasta doce mil. Pero no se olviden del caso Ritalike, donde ahora se pasa de los bolsos de marca a la nueva sospecha de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, que busca si el PP valenciano blanqueó su caja “B” con lingotes de oro. Por no hablar del absentismo laboral de doña Rita que cobra al mes –y aún se le espera– entre el sueldo, el plus por presidir una comisión y una indemnización por no vivir en Madrid, más de un millón de las antiguas pesetas durante los meses del moderno año de 2016… De la tierra de las flores al reino del chotis: la lideresa, doña Espe, crítica con las subvenciones y mamandurrias, recibió para las empresas ganaderas de su esposo millones de Europa precisamente en subvenciones. ¡Qué ganado, oiga! Y mientras nuestros gandeiros perdieron dinero y nuestros pescadores están acorralados por las instituciones... 
Ante el insistente goteo de corruptelas que cercan al PP (eso afirman nueve de cada diez ciudadanos) tenemos otro lío con la tele de Castilla-La Mancha, donde el agujero llega a los dieciséis millones de euros.
Y de unos millones a otro asunto de pastizarra: la operación Nóos, según uno de los acusados, “la Casa del Rey, y sobre todo el abogado de Juan Carlos, estaban al tanto y revisaban las cuentas”. Y una mala nueva con responsables conocidos: la hucha de las pensiones, la herencia que se encontró Mariano y dilapidó alegremente, se acaba. Ya tiene fecha de caducidad: dentro de dos años. Y aquí, a las cuentas del Gaiás, se suma otro cuento, el aeródromo de Lugo con cien millones prometidos por Feijóo; en Ourense una jueza vuelve a citar al presidente Baltar por un delito de acoso sexual. 
Ya les contaba aquí, hace días, que si en el PP dicen que están “fodidos” a nosotros nos están dando en todos lados… Y, finalmente: señor Rajoy no es grato lo suyo, pero a Leningrado le cambiaron el nombre por San Petersburgo, y de Hitler no dejaron ninguna placa…

La vida sigue igual

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