Una paliza que ya fue y otra que está a punto de llegar


SER el sparring de Mike Tyson, incluso cuando ya se había transformado en un despojo, no era una profesión agradable. Volver a casa todas las noches con los ojos hinchados –y no precisamente por haber ido de fiesta– y molido a golpes tenía que ser deprimente. Tanto como ser alcalde de A Coruña por la Marea, nasía pa’ganá. ¡Que se lo pregunten a Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira! Todos sus sueños han volado por los aires y no porque enfrente tenga a una mole de ciento y pico kilos con unos puños de hormigón, sino por su incapacidad para negociar y llegar a acuerdos. El presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, se lo dejó claro ayer al recordarle cómo había actuado con relación a la subasta de La Solana. Y hoy volverán a recordárselo todos los grupos de la oposición en el pleno de los presupuestos, que rechazarán de forma unánime porque el Príncipe de las Mareas fue por libre sin contar con ellos para nada. Un poco de Reflex no va a ser suficiente esta vez para aliviar el dolor de los golpes.

Una paliza que ya fue y otra que está a punto de llegar

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