“A Danza as Visións” de Pablo Gallo

Pablo Gallo (A Coruña, 1975), pintor y dibujante con una larga y exitosa carrera de ilustrador, trae a la galería Monty4 su “Danza das visións”, una muestra en la que avanza en la línea de “Gabinete de apariciones”, de 2017. Si entonces ponía, simbólicamente, a los personajes (como se suele decir cuando alguien está fuera de la realidad cotidiana) en las nubes o frente a las nubes, para expresar la experiencia de lo inexplicable y del imaginario de lo fantástico, ahora los pone a danzar para liberarlos de sus vidas corrientes que transcurren en gris. Así los pinta, en tonalidades grises y con vestimentas que recuerdan, en algunos casos, las salas de baile de los años cincuenta, con sus parejas agarradas y a las filas de danzantes de la famosa conga que, (según decía la canción), venía de Jalisco; otros cuadros evocan a la utópica juventud de los años sesenta-setenta de la que formamos parte, que se movía a ritmo de twist y de rock. Sólo el baile parece ser el rito de paso propicio para liberarlos de la grisalla y, de vez en cuando, a alguno de ellos se le ilumina el rostro y se le pone de color dorado. como para indicar que es uno de los afortunados que han sido tocados por la gracia; sin embargo, en un grupo de pequeñas tablitas de madera pinta en color grupos familiares, y jóvenes caminando que llevan ya la llamita encendida sobre su cabeza, quizá sin saber que son portadores de tal don. Hay un gran mural compuesto por unas 70 obras que pudiéramos denominar como un reflejo de la etopeya de la humanidad; en él dibuja un serpenteante camino dorado sobre el que sitúa diversos personajes: ciclistas que pedalean, hombres maduros que se sientan a descansar, matrimonios que caminan o van de excursión y, al final de las circunvoluciones, pone a un leñador o campesino con su hacha al hombro, héroe anónimo de los trabajos y los días; también coloca debajo de esa línea dorada a un grupo de jóvenes y a otro solitario que tienden las manos hacia ella en ansia de poder alcanzarla. El sueño utópico o la eterna lucha del ser humano por salir de la mediocridad es la idea que subyace en estas obras. En torno a ese camino, bajo él o sobre él, pinta un variopinto universo de personajes que realizan sus ceremonias y expresan sus múltiples ansias; está la chica que dispara a la calavera del shakesperiano Yorick , colocado sobre el famoso TO BE OR NOT TO BE, que resume el eterno drama de ser o no ser; hay lectoras enfrascadas en las historias de los libros, transmigrantes, púgiles (alguno con máscara de diablo), observadores de los cielos nocturnos, practicantes de yoga, meditadores, navegantes o náufragos de la noche, enamorados de película y hasta un áureo caballo rodeado de llamitas rojas que podría prefigurar al mítico unicornio. Un grupo de manifestantes con carteles que representan ojos y un rostro femenino que lleva escrita la palabra OJO en grandes caracteres rojos, mientras parece proclamar a voz en grito este aviso, resumirían el anhelo de trascender la mirada ordinaria para poder hacer el gran viaje interior.

“A Danza as Visións” de Pablo Gallo

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