La solidaridad 2.0 no cuaja para el proyecto de la casa para personas sin hogar de Mesoiro

La solidaridad 2.0 no cuaja para el proyecto de la casa para personas sin hogar de Mesoiro

El crowdfounding a través de internet es una fórmula fantástica para que desconocidos lancen sueños como sacar un disco o editar una novela pero parece que todavía no es un lugar en el que buscar la solidaridad virtual. La Asociación Social y Cultural Bo Camiño, que reforma una vivienda en el barrio de Novo Mesoiro para dar una nueva oportunidad a cinco personas sin hogar, lo intentó y no lo consiguió
“No nos fue tan bien por internet porque la gente que ayuda en obras sociales tiene un perfil que no está en la red”, afirma el portavoz de la organización benéfica juvenil, Alejandro López. Buscaban alcanzar un presupuesto de 3.500 euros y se quedaron muy por debajo, en torno a los 500 euros.
Sospechaban que tal y como iban las cosas la iniciativa se retrasaría mucho pero el dar a conocer el plan en los medios ha servido para atraer otro tipo de colaboraciones que permiten que las obras continúen adelante.
“Como estamos vinculados a la parroquia de San Francisco la gente está acudiendo a aportar dinero allí”, cuenta López.
A su parecer, los feligreses “están muy concienciados” y ya tienen ganas de que la vivienda esté a punto para llevar a la gente y que pueda “ver las necesidades” que tienen porque “hay muchas formas de colaborar”. Además del dinero, aceptan trabajos de reforma o “estufas, mantas, armarios, mesas” y otros enseres de uso habitual.

varios candidatos
Aunque faltan los retoques y un equipo de seis voluntarios trabaja casi a diario en pintar y adecentar la casa –que cuando se alquiló no era habitable– es posible que el primer habitante viva allí antes de finalizar el año. “La primera planta está acondicionada para vivir y la idea es que el primero que entre se sume al trabajo, que ayude en la reforma y sienta el proyecto como suyo”, insiste el portavoz.
Entre una u otra persona, parece totalmente claro que ese inquilino será un habitual del albergue de Padre Rubinos. Hay “varios candidatos” para rehacer su vida en Mesoiro pero también unas características muy concretas a las que debe adaptarse para ser elegido.
Una vez estén instalados los dos primeros “se invitará a gente de la calle a participar pero no tendrá un 100% de éxito”.
“Habrá quien vendrá a conocer el hogar y dirá esto no es lo mío; habrá quien no se adapte”, reconoce. Sin embargo, aguardan poder encontrar a cinco personas que salgan adelante con su ayuda. La idea es que, una vez tengan una mínima estabilidad, salgan a buscar trabajo y se reinserten en la sociedad coruñesa.

La solidaridad 2.0 no cuaja para el proyecto de la casa para personas sin hogar de Mesoiro

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