La Semana Santa se adapta a una situación extraordinaria

La Semana Santa se adapta a una situación extraordinaria
El palestino crisitano Isa Kasisieh celebra frente a la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén el Domingo de Resurrección | EFE

La crisis sanitaria en la que nos vemos sumidos han trastocado los planes de muchos y estos días ha vuelto a quedar demostrado, ya que las tradicionales celebraciones de Semana Santa, a lo largo y ancho del planeta, han tenido que adaptarse a la situación.

Por ejemplo, iglesias de toda Galicia hicieron repicar ayer sus campanas como muestra de “esperanza y consuelo” ante el Covid-19, que causó la suspensión de las procesiones de la Semana Santa, aunque sus organizadores compensarán con citas religiosas el próximo otoño.

En el caso de Ferrol, cuyos desfiles son de Interés Turístico Internacional, optaron por reproducir en Facebook eventos de años anteriores. Así, su página acumuló 92.000 visualizaciones de vídeos desde el 15 de marzo. Los trabajos audiovisuales de las procesiones, correspondientes al año 2019, se difundieron en la red social siguiendo el cronograma habitual, desde el Domingo de Ramos al de Resurrección.

Fuentes de la Junta General de Cofradías y Hermandades ferrolana indicaron que los “seguidores han crecido casi un 900%”. Además, destacaron que ya en el ejercicio pasado emprendieron “el camino del streaming estaba ya previsto transmitir todas las procesiones este año”.

Las agrupaciones integradas en ese colectivo pretenden suplir la ausencia de desfiles con otros eventos de sus respectivos calendarios internos. Su presidente, César Carreño, deslizó en las últimas semanas la posibilidad de promover “una procesión magna” en otoño como agradecimiento social

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En estas fechas que deberían ser de celebración, el confinamiento no tiene por qué significar distanciamiento. Así lo demuestra el párroco de la iglesia pamplonesa de Santa María de Ermitagaña, Jesús Echeverz, cuyos fieles lo acompañan en las bancadas del templo a través de fotografías que le enviaron. “Así tengo presentes a todas las personas. Pienso en sus circunstancias, en aquello que necesitan, en cómo lo están pasando”, señala.

Ayer, con motivo del Domingo de Resurrección, pidió a sus feligreses que se grabaran un vídeo de tres a cinco segundos felicitando la Pascua, imágenes con las que hizo otro vídeo que colgará en la web de la parroquia.

Son fórmulas novedosas acordes con los tiempos, que no implican una lejanía de sus fieles ya que con muchos de ellos comparte presencialmente de forma habitual ejercicios espirituales o catequesis, pero que en estos tiempos de confinamiento y de Semana Santa se revelaron como una vía para incentivar la participación religiosa de otra manera.

Desobediencia

Pero estas fechas también dejaron imágenes grotescas e insolidarias, como la de un grupo de vecinos de la localidad de Villalba del Alcor, en Huelva, que se saltaron el confinamiento por el estado de alarma y organizaron una parodia de una procesión de Semana Santa en la que participaron en la calle tanto niños como mayores.

La escena, grabada en vídeo, y difundida a través de Whastapp, llegó al conocimiento de la Guardia Civil desde donde se está investigando lo sucedido y se va a proceder a la identificación de los participantes por incumplir lo establecido en el real decreto del estado de alarma.

 

Pena en el epicentro

Por otro lado, Jerusalén llegó al Domingo de Gloria con “pena” y tras una inusual Semana Santa con el inaccesible Santo Sepulcro (donde según la tradición cristiana Jesús resucitó) como epicentro de otra celebración sin procesiones ni peregrinos.

“Fue la Semana Santa más triste de nuestras vidas”, contaba el palestino Isa Kasisieh frente a la Basílica cerrada donde ayer no pudo rezar y antes de conmemorar con una comida de Pascua la resurrección de Jesús.

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