Las localidades para el derbi contra el Celta se agotaron en nueve horas

 Visto y no visto. Ya no queda ninguna de las entradas que el Real Club Deportivo de La Coruña sacó ayer a la venta para el derbi contra el Celta en Balaídos. Encuentro que todavía está pendiente de fecha oficial.

En un abrir y cerrar de ojos se agotó todo el papel que la entidad herculina, una vez apartadas las localidades para la Federación de Peñas y para los compromisos del club, puso a la venta en la oficina de atención al socio y accionista, situada en el estadio de Riazor.

800 son las entradas que el equipo vigués entregó al equipo coruñés a razón de 40 euros cada billete. Sin embargo, obviamente, la cantidad de localidades puestas a la venta ayer fue bastante inferior.

Los socios del conjunto herculino tenían permiso para adquirir una entrada cada uno. Motivo por el cual, hubo colas en la puerta de la oficina de atención al socio desde mucho tiempo antes de que abriera sus puertas.

A las seis de la madrugada del lunes al martes se dejaron caer por el estadio blanquiazul los primeros aficionados.

ritmo notable

A las nueve de la mañana, las taquillas abrieron sus puertas y solo nueve horas después, el equipo deportivista, a través de su página web, informaba de que ya no quedaba una sola localidad disponible.

Aunque fueron muchos los abonados que se personaron en la oficina de atención al socio a primera hora de la mañana para retirar su entrada para el partido con el Celta en Vigo, hubo aficionados que no pudieron adquirir su localidad debido a que, según se quejaron a este diario, el club avisó con muy poco tiempo de antelación de la fecha en la que pondría las localidades a la venta, puesto que el anuncio no se realizó hasta última hora de la tarde del lunes.

Debido al poco papel que el Celta entregó al Deportivo y que tan solo concede la oportunidad de acudir a Balaídos a 800 aficionados blanquiazules, un buen número de seguidores del cuadro coruñés tienen pensado adquirir su localidad a través del propio equipo olívico.

La enorme expectación generada por el regreso de un derbi gallego a la máxima competición española después de que ambos equipos se vieran las caras en Segunda División la pasada campaña, fue el principal causante de la velocidad a la que se agotaron las entradas vendidas.