“Volvería a hacer lo que hice, hay cosas que no se pueden tolerar”

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EXPULSADO DE UN TEMPLO EN MADRID

El pasado lunes Primitivo González se hizo famoso por responder a un sacerdote. El cura de la iglesia madrileña  de Villanueva del Pardillo llamó nazi al Gobierno y él, en lugar de callar, le contestó en plena homilía. El episodio terminó cuando otros fieles lo sacaron violentamente del templo.

entrevista de marino pérez

Primitivo González, se define como una persona “profundamente” religiosa. Su discurso es cabal y pausado. En ningún momento se indigna, pero sí tiene claro lo que, en su opinión, está bien y lo que está mal. Por eso, después de los hechos, denunció al sacerdote por injurias contra el Gobierno.
—¿Qué fue lo que ocurrió exactamente en Madrid el lunes?
—En principio nada fuera de lo común. Fui a visitar a un familiar  que vive allí y decidí ir a misa. Era el día de San Isidro Labrador y después de la eucaristía se celebraba una romería, una cosa muy bonita y me apetecía acudir a verla.
—Pero algo sucedería para que se armase la que se armó.
—A ver, yo estaba escuchando al sacerdote y después de la lectura epistolar y de los evangelios se puso a hablar de cosas que no tenían nada que ver con lo anterior. Simplemente lanzó un ataque contra el Gobierno. Comparó la Ley del Aborto con el Holocausto y después dijo que se trataba de un régimen más marxista que el de la antigua Unión Soviética. Dos cosas que evidentemente no tienen nada que ver una con la otra, o nazis o marxistas, digo yo...
—¿Entonces saltó?
—No, entonces intenté aguantar callado, para ver si pasaba rápido el discurso. Salté cuando, para rematar, el cura dijo que la nueva ley propuesta por Leire Pajín tenía la intención de quitar del medio a todas las personas que sobran. La acusó de que querer ponerles a los mayores la inyección letal. Es que estaba hablando de una norma que defiende el derecho a la muerte digna y parecía que lo hacía de un exterminio. Es una falta de respeto.
—¿Contra la ministra?
—Pero sobre todo contra las personas que están en una situación como para reclamar que exista esa norma. No tener en cuenta sus sentimientos o su sufrimiento me parece una ausencia total de consideración.
—¿Qué pasó entonces?
—Nada, simplemente me levanté y realmente me contuve. Sólo le dije que estábamos en misa, no en un mitin. En ese mismo momento se levantaron cuatro personas que estaban atrás y me sacaron del templo a empujones. Probablemente me hubiesen pegado si siguiese dentro, pero salí.
—¿Llegó alguien a agredirlo?
—No me provocaron ninguna lesión, pero me echaron con violencia física y eso que yo intenté explicarles que también soy católico y tengo el mismo derecho a estar allí que cualquiera. Después, una persona que estaba afuera me dijo que lo que acababa de ocurrir era un delito y me marché a denunciar al sacerdote.
—¿Es usted militante socialista o de alguna otra formación?
—Lo que hice lo hice como persona individual, no por ninguna afiliación a ningún partido. Sobre todo lo hice porque soy católico y desde siempre. Así me educaron y así he educado yo a mis hijos.
—¿Piensa que se trata de un hecho aislado?
—No, creo que realmente existe una campaña, sobre todo en la comunidad de Madrid, para atacar al Gobierno desde la esfera de la religión. Y no puede ser así, los sacerdotes tendrían que ejercer con independencia política y de opinión. Se llegan a escuchar cosas en una homilía como que el Gobierno nos lleva a la ruina, vamos que no tienen nada que ver.
—¿Cómo se soluciona esta situación?
—No lo sé, lo que sí sé es que hoy en día los jóvenes no van a la iglesia y es porque no encuentran en ella respuestas a sus sentimientos. La culpa de eso es de cuatro chalados fundamentalistas que además están expoliándonos un patrimonio importantísimo.
—No le entiendo, ¿A qué patrimonio se refiere?
—A uno moral, el de la fe, pero sobre todo uno físico. Yo, como muchas otras personas, relleno la cruz en la declaración de la renta, pero no estoy de acuerdo con su forma de actuar.
—¿En este caso particular o también en otros?
—Es evidente que con ese dinero se financian obras sociales, como la de Cáritas y por supuesto que con esa labor si estoy de acuerdo. Lo que no me parece adecuado son otras actitudes. Al fin y al cabo juegan con dinero de todos.
—¿Volverá a ir a misa cuándo viaje a Madrid?
—Sí y, como ya dije antes, volvería a hacer lo que hice si fuese necesario. Me parece que hay cosas que no se pueden tolerar.

“Volvería a hacer lo que hice, hay cosas que no se pueden tolerar”

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