El paro multiplica la solicitud de títulos profesionales a entidades formativas

El paro multiplica la solicitud de títulos profesionales a entidades formativas
las temáticas y destinatarios de los cursos de la confederación de empresarios son variados pablo pernas

Los recortes no respetan ni una de las actividades más necesarias a la vista de la creciente lista del paro. Dos de las instituciones de formación de referencia en la ciudad, como son la Cámara de Comercio o la Confederación de Empresarios (CEC), notan de forma directa la supresión de partidas presupuestarias, que en la práctica les ha obligado a ajustar al máximo los costes de sus cursos. No obstante, uno de los cambios más destacables desde que comenzó la crisis es que ahora sus alumnos exigen “certificados de profesionalidad” para poder demostrar experiencia en las empresas para cuyas plantillas se postulan.

La CEC detecta una mayor demanda para ganar puntos ante posibles empleadores

La carencia de formación específica en el Servicio Estatal de Empleo no ha derivado en un incremento de la demanda en organismos como la Cámara de Comercio o la Confederación de Empresarios puesto que estas ya se veían obligadas a dejar a muchos participantes fuera ante la falta de cupo para determinadas actividades. Sin embargo, sí han cambiado las exigencias de los alumnos en un momento en el que toda formación es poca para encontrar un trabajo.

 

equivalencia con fp

Esta circunstancia se siente más en la Confederación puesto que, a diferencia de la Cámara, ofrece cursos abiertos a toda la ciudadanía y no solo a empresas asociadas. “El cambio más importante que notamos con la crisis es que tenemos que expedir certificados de profesionalidad; nos los piden tanto la Administración como la gente”, explica el responsable de formación de la CEC, José Manuel Barco.

El experto comenta que estas acreditaciones equivalen a la antigua Formación Profesional y son muy demandadas en la actualidad porque es la forma de demostrar “la formación y conocimientos que tiene” un candidato ante el proceso de selección de personal para una empresa.

En su opinión, esta exigencia que va en aumento por parte de las personas que reciben formación en la Confederación “hace el mercado de trabajo más transparente” y demuestra en una compañía “cuánto sabes” de un determinado tema o habilidad laboral.

“Se intenta reducir costes para hacer asequible el servicio”, apuntan en la Cámara

En paralelo al incremento en la expedición de títulos, las entidades oficiales sufren los efectos de los recortes. Hace escasas semanas el presidente de la Federación Gallega de Autónomos (Feaga), Francisco Javier Pérez Bello, aludía a una caída del 80% de las subvenciones públicas. “Cuando más falta hacen es cuando ofrecemos menos cursos de formación”, reconocía. También la Asociación de Hostelería protestó en su momento, porque el sector asume a muchos de los parados de otros gremios.

Aunque esta tendencia no les ha obligado a reducir talleres, las otras dos instituciones que trabajan directamente con los coruñeses –tanto parados como trabajadores todavía en activo– también reconocen que están teniendo que asumir muchos cambios en sus planes de trabajo. El presidente de la Cámara de Comercio, Marcelo Castro-Rial, explica que “como en todas las empresas e instituciones” intentan “reducir costes para que el servicio sea lo más asequible posible”. No obstante, defiende que no por ello mermará “la calidad” de las jornadas y talleres que ofrecen a sus asociados.

 

ajustes y más eficacia

La labor de la Confederación de Empresarios va un poco más allá puesto que ofrece sus cursos tanto a asociados como a particulares que no lo son y afrontan la formación de alumnos con perfiles variados. Para no verse obligados a rebajar oferta formativa, buscan ahorrar de donde sea.

En estos años de recesión “se redujo el presupuesto pero no el número de cursos ni el de alumnos formados”, recalca Barco, que afirma que están “ajustándose” y buscando “ser más eficaces en la gestión” de sus actividades. Otra vez “sin disminuir la calidad”, optan por comprar “manuales más baratos” o por pedir a los profesores esfuerzos extra. “Se les propone hacer las mismas horas por un poquito menos”, aclara.

Sin perjuicio del número de cursos, la tendencia de las administraciones sí reduce el abanico de posibilidades, puesto que en vez de hacer diez cursos diferentes ahora se planifican cinco y se hacen dos ediciones del mismo para que los libros se reutilicen. Además, la necesidad apremia y por tanto decaen aquellos fondos que dedicaban a experimentar con iniciativas que no saben si cubrirán el cupo, primando aquellos viejos talleres que siempre funcionan.

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