Los museos son un buen lugar para guarecerse en estas vacaciones

Si el tiempo se pone feo, los museos y el arte son un buen lugar para descansar contemplando estos días las esculturas de Miguel Couto, en el palacio municipal de María Pita, donde el artista trabaja el bronce hasta convertirlo en figuras animales. Su fauna particular emigra el domingo así que estas minivacaciones pueden ser la escusa perfecta para adentrarse en su pequeño universo moldeable. A pocos pasos, el Kiosco Alfonso importa del Museo del Prado la muestra “Los objetos hablan”, donde aparecen 350 años de historia del arte limitados sobre lienzos que firman Murillo, Rubens o Ribera. 
Son 60 piezas que, sin seguir una cronología, tienen la peculiaridad de que sus elementos piden un orden u otro. Muchas de ellas no habían salido nunca de Madrid y otras dormían lejos de la mirada humana. Al otro lado de la ciudad, el MAC deja contemplar por primera vez las fotografías de Anna Malagrida en “(In)visibilidad”, donde se sitúa en frontera entre lo que se ve y lo que está escondido. Confesaba la fotógrafa que todos sus trabajos tienen que ver con huellas y restos que no acaban de asomarse. 
El centro camina también también entre creaciones que convergen en la esencialidad de sus formas y su manera de contar. Están agrupadas bajo el nombre de “Narrativas monumentales”. Porque nunca es tarde para entrar en la manera de hacer de Seoane, su fundación ofrece un paseo por los distintos lados de un poliedro con gafas de pasta. 
En Moret Art, María Treviño y Juan Gallego enseñan sus distintas visiones sobre el mar. En Afundación, el visitante se puede encontrar con los clones más perfectos de pergaminos como el Vindel a la vez que ver un Dalí o un Lugrís en “Tradición, cambio e innovación”. Plástica, escultura o fotografía. Eso ya es cuestión de lo que elija cada uno.