Anabel Vidal | “La soledad en las personas mayores acarrea también problemas físicos, no solo psicológicos”

Anabel Vidal | “La soledad  en las personas mayores acarrea también problemas físicos, no solo psicológicos”
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Anabel Vidal de Aziazu es la responsable de  Intervención Social con personas mayores de Cruz Roja, una de las más importantes instituciones benéficas de la ciudad que realiza una labor social más completa con ese sector de la población. Vidal lleva treinta años trabajando en Cruz Roja, empezó en Juventud y después pasó al ámbito social, donde ha trabajado en Inmigración y Refugiados, y coordinado equipos del área de inclusión social (paro, familia) y ahora coordina los personas mayores de 65 años. En total, solo en la ciudad A Coruña atienden a casi 4.400 de este tipo de usuarios. 
 
¿Reciben mucha demanda de estos servicios? 

Todos los informes a nivel de INE o IGE indican que cada vez más personas viven solas, no solo personas mayores de 65 años, sino menores de esa edad, lo que sí es importante. Pero es que el 42% de las personas de más de 65 años viven solas actualmente. En la franja entre 80 y 84 años el 30% vive sola. De ellas, el 27% no recibe visitas nunca o casi nunca. Y el 23% no tiene a quién contarle sus problemas diarios o sus problemas graves.

¿Se puede solucionar?

Es un fenómeno complejo en el que están implicadas muchas partes: las entidades, la familia, pero también el público en general a través de la buena vecindad.

¿Qué pueden hacer por ellas? 

Tenemos diversos programas con los que pretendemos evitar que las personas tengan una mala calidad de vida o cualquier tipo de situación de exclusión social o actuar cuando esta se produce.

¿Reciben mucha demanda de estos servicios? 

Tenemos ocho programas. Algunos como “Enrédate”, una red social que les anima a crear relaciones con el entorno, mejorarlas y hacerlas intergeneracionales En ella participan 275 peronas. O el centro de nuestra sede de Cruz Roja, donde 30 personas con ligera dependencia desarrollan actividades básicas de la vida diaria a lo largo del día para su autonomía en un entorno adecuado y estimulante. En este centro de día desayunan, comen y meriendan y tienen transporte adaptado para recogerles. 

Pero el servicio que más personas utilizan es el de teleasistencia. ¿No es así?

Es un servicio público y privado, porque mantenemos convenios con el Ayuntamiento y la Xunta. Lo que pretendemos es dar una respuesta inmediata a servicios de emergencia y que se sientan seguras. Empezamos en 1989 y durante estos 30 años ha ido creciendo la demanda porque funciona mucho el boca a boca. Ahora atendemos a más de 3.500 personas solo en A Coruña.

¿Quién lo solicita? 

Nosotros tenemos unas altas de telesasistencia en verano y en navidades, cuando los familiares que están fuera regresan a casa y se dan cuenta de que el paso del tiempo ha hecho mella.  

¿Así que no son los interesados los que acuden a ustedes? 

Son las personas de fuera las que perciben que no están adecuadamente cuidados. Y las personas mayores tienden a no percibir la necesidad. Entra dentro del ámbito familiar que traten de convencerle de mejorar su calidad de vida: estar en contacto con otras personas, tener teleasistencia...

¿Cómo reaccionan? 

Ni siquiera se les pasa por la cabeza porque lo desconocen. Si vemos que cumplen los requisitos, les animamos. Pero es más difícil convencerles Todo depende de qué clase de comunicación tengan en la familia. Pero aunque vengan a asesorarse, es el propio usuario el que tiene que demandar el servicio. No tratemos a las personas como si fueran niños pequeños.

¿Solo contactan con ellos telemáticamente para emergencias? 

Tenemos un sistema tecnológico que nos ayuda a ponernos en contacto telefónicamente todas las semanas. Realiza las llamadas telefónicas siempre a las mismas personas centro de contacto. El martes un voluntario “x” llama a la usuaria y charlan un rato todas las semanas para que se sientan escuchadas. Es muy satisfactorio para el voluntariado y los usuarios se sienten arropados. 

¿Qué es lo que más padecen? ¿Enfermedades físicas o mentales? 

Hay de todo. Tenemos mucha demanda de acompañamiento al médico de personas que vienen solas y no tienen quien pueda acompañarles. Pero también de personas mayores que les preguntamos si tienen lagunas nos preguntan si tenemos talleres de memoria. Y los tenemos. 
 
¿Sí? 

Para personas ejercitar la memoria, también a nivel verbal y cálculo, pero  a través de juegos y actividades sociocuturales. 

¿Por qué influye la soledad? 

La soledad, acarrea problemas físicos, no solo psicológicos. Una persona sola va perdiendo la memoria y deja de cuidarse físicamente (alimentación, ejercicios). Porque la soledad conlleva una baja estimulación. Tenemos un proyecto “Salud constante”, en el que procuramos ejercicio físico grupal porque tiene un valor añadido: el de la socialización. 

¿Cómo ve el futuro? 

El escenario es de una urgencia importante. Dada la situación, tanto por el hecho sociológico y estadístico del envejecimiento unido al factor sociológico de que las familias son muy diferentes (hay muchas monoparentales) y los recursos limitados de las entidades, se requiere una reflexión profunda. 

¿Sobre qué? 

Hay situaciones realmente dramáticas con respecto a personas mayores que viven solos y no tienen ningún familiar. No es que no se quieran hacer cargo de él (que también) sino que no tienen a nadie y con los años van perdiendo capacidad de solicitar ayuda.  

¿Qué hacen entonces? 

Cuando se descubre, esa persona se encuentra en una situación terrible y ha padecido un sufrimiento que es evitable. Por eso tiene que haber un pacto para que cuidemos a las personas mayores como se merecen.

Lo que nosotros pretendemos es que el dolor de estas personas sea el menor posible

Uno de los proyectos de intervención social que coordina Anabel Vidal es el de atención integral a personas con enfermedades avanzadas, un proyecto impulsado por la Caixa desde 2015 a través de un convenio con Sanidade que  ofrece cuidados paliativos a personas que se hayan al final de su vida y que ya ha ayudado a más de 1.800 pacientes y más de 1.700 familiares, además de casi cien personas en duelo.
 
¿Quiénes son los beneficiarios? 

Personas al final de vida, personas que tienen una enfermedad crónica avanzada con un pronóstico de vida limitado.

¿Qué enfermedades suelen padecer? 

Los pacientes son tanto oncológicos como no oncológicos. ELA, por ejemplo.
 
¿Qué pueden hacer en una situación semejante? 

Lo que nosotros pretendemos es que el dolor de estas personas sea el menor posible. Para eso tenemos cuatro psicólogos clínicos que atienden tanto a los pacientes de la esfera psicosocial como a los familiares. 

Debe ser un trabajo difícil. 

Bueno, son psicólogos clínicos y han estudiado para eso. Es como decirle que debe ser duro ser un cirujano: lo es, pero tienen vocación. 

¿Qué labor desarrollan? 

Aparte de apoyar a los pacientes en su malestar emocional,  también se forma al personal sanitario que trabajan con estos pacientes y estas familias. También en este proyecto hay voluntarios que hacen apoyo emocional y compañía a estas personas. Además de los psicólogos, que trabajan tanto en el Chuac como en domicilios, tenemos voluntariado. 

¿A cuánta gente ayudaron el último año? 

De enfermedades avanzadas, el año pasado atendimos a 488 pacientes nuevos y 650 familiares nuevos en el Chuac. Allí hay pacientes de toda el área sanitaria, procedentes de toda la provincia. 
 
¿Qué opinión le merece la eutanasia? 

Cruz Roja no tiene una postura sobre eso. Tenemos una política de neutralidad.

Anabel Vidal | “La soledad en las personas mayores acarrea también problemas físicos, no solo psicológicos”

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