Viaje al paraíso personal: En la entraña de lo autóctono y mundano

Viaje al paraíso personal: En la entraña de lo autóctono y mundano
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El viaje como necesidad humana

Viajar construye en el imaginario individual una expansión de su contenido y una ampliación de sus puntos de vista. A través del viaje, el acceso a otros lugares y culturas supone tanto un acto de simple relajación, como una auténtica aventura. El conocimiento antropológico inherente al ser humano obliga a que el cuerpo se vea trasladado a un espacio diferente al habitual, con el que la mente procesa la realidad de un modo distinto y varía positivamente. Por ello, viajar consiste en una actividad tan puramente humana que su fruto es la actualización de las creencias que sacuden a cada individuo.

El viaje puede llevarse a cabo de muchas maneras. Un guía turístico es siempre un plus de información para reconocer mediante datos un lugar y una cultura. La travesía individual, un intransigente “perderse por ahí”, fortifica las capacidades de uno mismo para adaptarse a un entorno totalmente desconocido. En este aspecto, no es lo mismo pasar la noche en un hotel que convivir con un nativo. Dormir en su casa, comer su comida, comunicarse con su propio modus vivendi. Empatizar desde sus ojos para conocer aún mejor la civilización donde se está.

Además, un hotel puede conllevar muchos costes que prioricen la comodidad y el lujo frente a la duración de la estancia. Algo que, desafortunadamente, mitiga la totalidad de la experiencia del viaje en sí. Por este motivo, existen vías con las que viajar u hospedarse gratis y, con ello, multiplicar el disfrute en su frenético vaivén de azares vivenciales. Soluciones prácticas para el hospedaje como las que permiten los cupones de descuento airbnb, innovando el submundo de las gestiones de un viaje.

Airbnb: Cupones de descuento ilimitados

Debido a lo costoso que resulta un viaje, más aún cuando el lugar de destino dista mucho del de origen, incluyendo transporte y dietas, es preciso reducir el precio de la estancia. En este campo, Airbnb es una plataforma cuya función consiste en ofrecer estancia a un bajo coste en viviendas de nativos del lugar que ceden a modo de alquiler. Una opción para alojarse en espacios únicos en cualquier parte del mundo.

Facilitando el uso, este 2020 Airbnb ofrece un cupón de entre 30 y 35€ acumulables con el que obtener descuentos ilimitados en alojamiento. Dicho cupón es el mismo del que gozan sus trabajadores y sus requisitos sólo consisten en su uso mediante una nueva cuenta y reservar una estancia de un mínimo de 79€ o dólares. Tan sencillo como, tras ello, proceder a comprobar el saldo, buscar alojamiento y realizar la reserva deseada. Teniendo validez en todos los países.

Integrarse en una cultura a través de la coexistencia nivelada al espacio de un nativo es sólo posible mediante este tipo de hospedaje. Una fórmula transgresora que transciende el arquetípico hotel y alcanza el ecosistema social de la humanidad. Porque las aventuras se viven mejor desde adentro, fundiendo la experiencia en el pulso del movimiento autóctono, y haciendo del viaje un canal hacia la vida.

Un recorrido por las Maldivas

A menudo, la escenografía perfecta de un viaje es una región idílica de costa, con su arena pálida y liviana y la cristalinidad de un mar fragmentándose en la orilla. La leve brisa que dibuja el contorno de los cuerpos dorándose al sol y el rumor de un oleaje suave y cadencioso sosegando el mundo personal en un oído. Sin duda, el océano y su vasta congregación de islas son un entorno paradisíaco que poco se diferencia del Edén que cualquiera pueda concebir.

Bajo dicho panorama, los viajes a las maldivas son una apuesta fantástica por el paraíso marítimo. Situadas al Sur de la India, en el Océano Índico, constituyen un conjunto de 1.190 islas de coral donde, evidentemente, el submarinismo es su actividad principal. Gozando de un clima cálido y tropical durante cualquier momento del año, es la opción de viaje más afín a los amantes de la costa. La pureza azul de sus aguas, rozando un rutilante color turquesa, son la traducción de un cielo en la tierra que tan sólo la invocación del agua permite.

Junto al buceo, el snorkel y la pesca son algunas de las actividades que llevar a cabo en las Maldivas. Si el paisaje terrenal no es ya de por sí una personificación elemental de la belleza, observar el ecosistema de sus aguas en las playas o pescar en barca junto a un atardecer culminarán en el apogeo de lo hermoso. Y para quienes necesiten de aquella extraña sensación que sólo aportan los espacios bellos y vacíos, visitar islas deshabitadas también es una de las actividades obligatorias que hacer en las Maldivas.

Malé: La mundanidad del paraíso

Debido al irreductible imán que es la costa de las Maldivas, muchos turistas se pierden visitar Malé, su capital. Con un tamaño de unos 6km2, más de 100.000 personas viven en un Malé superpoblado, pero agradable, cuyos centros turísticos se focalizan en su arquitectura y sus quehaceres. Además de algunas casas del té del lugar, donde la infusión se acompaña de una cachimba, resulta interesante contemplar la Gran Mezquita o pasear por el Parque del Sultán.

Otra de las actividades para conocer mejor la cultura y el talante de los lugareños es acercarse a la lonja del Mercado del Pescado, así como el Mercado Local, donde obtener productos de gran frescura y color. Y además de otros parques y mezquitas, también es respetuoso visitar el Monumento al Tsunami que en 2004 arribó a las Maldivas causando grandes pérdidas.  

Pero sea cual sea la intención de un viaje, a las Maldivas, Tailandia o cualquier otro lugar del mundo, viajar confiere al alma la plenitud de lo vivido. Desde las playas más desiertas hasta las ciudades más pobladas. De las luces de neón y el alarido de la juerga, hasta la quietud de las láminas de arena que se posan sobre la piel. De cada destino se extrae un recuerdo que va mucho más allá de su estantería memorial. Las puertas del espíritu se abren para ver y acoger toda fracción íntima de esencia que lo nuevo invoca en uno mismo.

Viaje al paraíso personal: En la entraña de lo autóctono y mundano

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