Cuando el futuro depende de un lápiz

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Reportaje de m.g.m.

proyecto educativo la situación de ciudad del cabo

Ellos vivirán y morirán en los guetos. Es como una especia de psicosis que les persigue y hace que sigan yendo a las mismas playas, a pesar de que sean las más feas y la arena no sea tan blanca porque su raza fue considerada inferior en su momento y en la mayoría de los casos la culpa de no considerarlos ni blancos ni negros la tuvo un lápiz.
La decisión de clasificarlos como mestizos, más en concreto, “coloureds”, tuvo muchas veces que ver con que ese lápiz se deslizase sin estorbos por su pelo, lo que dejaba al individuo en esa tierra de nadie, sin casa y sin más pasado que el recuerdo. El hecho de que el lápiz  se detuviese en los bucles llevaba a la persona al lado de los negros. E igual que Hitler decidió un día apartar a los judíos, Sudáfrica sigue siendo hoy víctima del apartheid.
La periodista Iara Mantiñán cogió un avión a Ciudad del Cabo en junio de 2010 con la idea de retratar el país en medio de la celebración del Mundial y comprobar in situ si era cierto que había superado sus problemas. La joven coruñesa fue hasta uno de los vecindarios más peligrosos, Mannenberg, para conocer la realidad de los coloureds después de la llegada de la democracia y la constitución.
Allí se dio cuenta de que las misivas que llegaban al primer mundo eran falsas. Ni el apartheid se esfumó en los noventa, dice, ni los guetos se extinguieron como los dinosaurios. Una vez que puso el pie en la parte occidental de Ciudad del Cabo, puede decir que la división que se hizo el siglo pasado perdura mentalmente en los ciudadanos que fueron etiquetados como coloured. En medio de las drogas y la violencia, Iara Mantiñán conoció al artista Isgak Stemmet cuando el sudafricano llevaba seis años documentando con fotos a su pueblo.
La coruñesa se topó con una colección de instantáneas que lejos de tener un matiz sensacionalista, convertían en protagonistas a los hombres y mujeres. El lado más humano mostraba la desesperación en sus miradas a una parte del planeta que suele girar la cabeza para el otro lado. Dice Mantiñán que las leyes aunque son “maravillosas” no se pueden aplicar cuando lo que impera es la corrupción. Entonces nadie se preocupa porque los niños no acudan al colegio.
Todo lo que allí vio y que está en parte recogido por el objetivo de su compañero es de vuelta a su ciudad motivo para formar en los colegios acerca de las consecuencias de crear una raza y las identidades de cada uno. La pareja ha impartido charlas en el Macuf y piensa editar un libro con la realidad de los coloured.
Además, han ido a distintos centros escolares y a la Universidad para que los niños y no tan niños jugasen a construir su propio yo y reflexionasen en alto sobre lo que pasa en Sudáfrica. Además, participarán el próximo jueves y viernes, de 16.00 a 20.00 horas, en la Normal, en unas jornadas sobre “Migracións transnacionais: xénero, racismo e exclusión social”, que están organizadas por la Universidad. Mantiñán y Stemmet estarán el jueves por la tarde para introducir los Cape Coloured, los guetos donde viven los mestizos, y el viernes saldrán a la palestra otras puntos de vista diferentes, que se intercalarán con las fotografías del sudafricano.


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Cuando el futuro depende de un lápiz

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