Sedación continuada, contradicciones, asfixia y periciales no concluyentes, claves del caso Asunta

Sedación continuada, contradicciones, asfixia y periciales no concluyentes, claves del caso Asunta
22 septiembre 2015 página 27 SANTIAGO DE COMPOSTELA, 21/09/2015.- Mañana se cumplen dos años desde que el 22 de septiembre de 2013 apareciera en una cuneta el cuerpo sin vida de la niña Asunta Basterra, un suceso por el que a p

A falta de pruebas directas sobre el asesinato de Asunta Basterra, el caso se ha articulado en torno a los indicios existentes, varias contradicciones, periciales no concluyentes o la sedación continuada de la niña y la asfixia por la que la autopsia dice que falleció el 21 de septiembre de 2013.
Uno de los aspectos más relevantes de este caso ha sido el análisis toxicológico que encontró trazas de dos benzodiacepinas –una de ellas lorazepam– en el cabello de la niña, lo que implica que Asunta consumió de manera reiterada estas sustancias durante los tres a cuatro meses antes de su muerte.
Este punto coincide con la declaración escuchada en el juicio de varias profesoras de la niña, que aseguraron Asunta acudió a clase en varias ocasiones con síntomas de estar sedada, algo que sus padres negaron percibir y, en todo caso, atribuyeron a los antihistamínicos que supuestamente la víctima tomaba para tratar su alergia.
También el día de su muerte Asunta tenía en su organismo una dosis tóxica de Orfidal, que los toxicólogos han cifrado en más de 27 pastillas. Esta medicación, que provocó que en los momentos anteriores a su muerte Asunta fuese incapaz de defenderse, fue administrada, según los forenses, durante la comida del 21 de septiembre o justo después.
Entre los indicios que cuestionan la hora exacta de la administración está el hecho de que una cámara de seguridad grabó a Asunta caminando hacia casa de su madre a las 17.15 horas, dos horas después de la comida, y una testigo que asegura que la vio en la calle con su padre, en actitud normal, sobre las 18.20 horas.

apreciaciones
Los efectos de la sedación, han explicado los forenses, comenzarían en torno a media hora o 45 minutos después de la ingesta, aunque habría que tener en cuenta la posibilidad de que la víctima hubiese desarrollado tolerancia, la ingesta simultánea de alimentos y que la capacidad de andar es la última que se pierde.
La defensa de los padres de Asunta ha cuestionado en reiteradas ocasiones que la muerte de la menor se produjese en la franja entre las 16.00 y las 20.00 horas que estima la autopsia y han sugerido que pudo tener lugar más tarde, cerca de las 1.00 horas de la madrugada en la que fue localizado el cuerpo.
Esta apreciación se basa en el hecho de que no se tomó la temperatura del cadáver cuando fue localizado y, aunque se estimó el potasio en humor vítreo para determinar el fallecimiento, esto se hizo después de introducir el cuerpo en una cámara frigorífica, lo que puede alterar los valores.
Sin embargo, el nivel de medicamento que Asunta absorbió, el hecho de que aún quedase en contenido gástrico y que la digestión estuviese sin concluir hace pensar que la muerte no se produjo más allá de cuatro o cinco horas después de la comida, ya que los peritos aseguraron que más allá de la sexta hora el estómago está vacío.
Esto está relacionado a su vez con la hora en la que el cuerpo de la víctima fue “colocado” en la pista forestal, que para los investigadores y las acusaciones son las 21.00 horas –coincidiendo con el momento en el que Porto abandona la casa de Montouto y tarda el doble de tiempo en regresar a Santiago que en ir–. Las defensas, por otra parte, concedieron credibilidad al vecino de la pista que dijo no haber visto el cadáver cuando paseó cerca del lugar sobre la medianoche y creen que fue depositado con posterioridad, cuando ambos padres estaban acompañados en Santiago.

CAMBIO DE VERSIONES
Otro de los puntos destacados durante el juicio ha sido el cambio de versión de la madre de Asunta, que en un primer momento aseguró que la niña se había quedado toda la tarde en casa y, finalmente, reconoció que había ido con ella a Teo y que la había dejado de vuelta en la calle sobre las 19.00 horas.
Esta declaración se contrapone con las grabaciones en las que Asunta aparecía acompañando a su madre a Montouto en el coche cuando ella todavía sostenía que no había salido de casa y las cámaras de la gasolinera de A Galuresa que, según han explicado en sala los guardias civiles, deberían haber grabado a Rosario Porto en sus siguientes viajes a Santiago según el recorrido que dijo haber seguido en la reconstrucción.

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