Las carencias, al descubierto

Las carencias, al descubierto
Los jugadores del Real Madrid tras el partido de la sexta jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones que Real Madrid y CSKA de Moscú | EFE/Rodrigo Jiménez

El Real Madrid encajó la derrota más abultada de su historia en un partido de Liga de Campeones disputado en el Santiago Bernabéu, ante un CSKA al que no le sirvió ganar para acceder a la Liga Europa pero sí para retratar a la segunda unidad blanca, liderada por un Isco apagado que se encaró con la grada.
El CSKA repitió la proeza de Moscú. Vencedor de sus dos duelos ante el vigente campeón de Europa, saboreando esa cita con la historia que extrañamente no le permite seguir en competición europea. El triunfo del Viktoria ante el Roma dejó solo en el disfrute del momento su triunfo a un Real Madrid de meritorios, que mereció más en el primer acto y se desplomó en el segundo.
El escenario era perfecto para probaturas, premios y oportunidades a los que no aceptan un nuevo rol en la plantilla y suspendieron. Todos salvo el primer acto de Vinicius y Asensio. Solari no dudaba y apostaba por siete novedades en su equipo titular, sin espacio para Keylor Navas por la falta de ganas de encender un debate apagado, por si le daba por hacer una buena actuación al costarricense. Aparecía un centro de la zaga que demostró que no está para partidos de altura, con Javi Sánchez a un nivel inferior cuando jugó sin Ramos al lado y Vallejo lejos de su identidad. Se sumó al regreso de Marcelo en banda izquierda, con los mismos malos síntomas físicos que antes de sus percances musculares. Mario Fernandes fue una bala que vio pasar el brasileño hasta que el CSKA encontró el camino de hacer daño.

Castigo excesivo
Fue un castigo excesivo en el primer acto a un Real Madrid que tras hacer méritos y gustarse por minutos con su juego, se marchaba 0-2 al descanso. Dos directos en seis minutos que le dejaron tambaleando y no supo reaccionar. Era el minuto 37 cuando Chalov recibía sin ser encimado por Javi Sánchez y colocaba su disparo lejos del alcance de un impotente Courtois.
Con el Santiago Bernabéu con menos afición de lo normal por el temprano horario del duelo, entre los meritorios sacó la cabeza Vinicius que lo intentó siempre. Eléctrico encara y se va. Desde la izquierda fue el encargado de subir de marcha el partido. De paso dejaba alguna exquisitez como un control en carrera de espaldas, dejando pasar el balón para buscar el remate de Benzema.
Con Isco buscando su sitio sin éxito, fue Asensio el que se echó el equipo a la espalda para acercarse al gol. Se desesperó después de cuatro ocasiones en las que no superó a Akinfeev ni a la cruceta que repelió un disparo que buscaba la escuadra.
Por momentos, en el esfuerzo de buscar el gol, el Real Madrid se partía con Isco, Asensio y Vinicius descolgados. Cuando el derroche físico de Fede Valverde no llegó a todo, los espacios provocaron los goles. Vlasic avisó pero no encontró puerta y a la segunda llegada rusa llegó el disparo colocado de Chalov y seis minutos después la falta de tensión defensiva en un saque de banda, dejó solo a Mario Fernandes ante Courtois, que evitó la primera, pero nada pudo hacer ante el remate a placer en el rechace de Schénnikov.
Como ocurrió en Moscú, el CSKA daba la campanada y repetiría el planteamiento del Luzhnikí. Se parapetó en su terreno para defenderse sintiendo que ya tenía el botín que buscaba, puntuar para ser tercero y acceder a la Liga Europa.  
La grada que la tomó con Isco tras perdonar una contra de Vinicius, con todo para marcar y tardar en decidir. Dejó un gesto a la grada que provocó un pulso innecesario.
Desde la grada se silbaba cada aparición de Isco. Cualquier intento de remontada se frenaba en seco por el rival.

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