Unas 2.500 personas se manifestaron ayer por las calles del centro de Palma para protestar contra el proyecto de decreto que aprobará el Govern balear para exigir a partir de este año la acreditación del conocimiento del catalán a los trabajadores de la sanidad pública de las islas.
La marcha fue organizada por la plataforma ciudadana “Mos Movem, En Marcha, Let’s go” y el lema era “Los idiomas no salvan vidas-Por una sanidad sin fronteras lingüísticas”. La empresaria Úrsula Mascaró, impulsora de este movimiento, consideró que esta medida es “excluyente” y “dificulta la captación y fidelización” de profesionales sanitarios y no sanitarios en las islas porque el decreto también afecta al personal de cocina o mantenimiento.
Además, recordó que en 2016 solo cinco de las 7.000 reclamaciones presentadas en el ámbito de la sanidad pública se debieron a que los pacientes no fueron atendidos en catalán. A la manifestación acudieron los presidentes del PP y Ciudadanos (Cs) de Baleares, Biel Company y Xavier Pericay, de Actúa Baleares, Jorge Campos, y miembros de los sindicatos CSI-CSIF y del Simebal, el Sindicato Médico de Baleares, así como el senador autonómico José Ramón Bauzá, del PP. El futuro decreto contempla que los médicos y enfermeros tendrán que tener la titulación de catalán B1 (elemental) y los auxiliares de enfermería el nivel A2 (básico).
Los que ganen una plaza en las oposiciones sin tener de partida esos grados de conocimiento tendrán dos años para alcanzarlos; si no lo hacen, tendrán restringidos los traslados, la promoción interna y el acceso a la carrera profesional, lo que supone el acceso a pluses económicos. Con ocasión de la protesta, el médico menorquín Claudio Triay, que cuenta con 30 años de experiencia y el nivel C de catalán, el máximo, advirtió de las “mucha dificultades” que existe en su isla para “captar” profesionales y “esto es un obstáculo más”. Triay subrayó que “nunca” existió “el más mínimo problema” en Menorca entre pacientes y profesionales, ni por el catalán, el inglés, el francés, el alemán o el castellano. “Están intentando crear un apartheid sanitario”, señaló.
Otro ejemplo es la doctora mallorquina Isabel Orlandis, que trabaja en una zona turística, y señaló que en sus veinte años como profesional “jamás en la vida” tuvo ninguna dificultad para hablar con sus pacientes.