Los bulos se extienden durante la cuarentena sin un fácil castigo en el Código Penal

Los bulos se extienden durante la cuarentena sin un fácil castigo en el Código Penal
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Con o sin coronavirus, las noticias falsas se extienden en las redes y atajarlas no es fácil. Mentir no es delito, ni en el mundo analógico ni en el digital, y está en juego la libertad de expresión, pero los expertos alertan: cuidado con el contenido de los bulos, su finalidad y sus efectos.

“El bulo, en términos generales, no es delito”, explica a la fiscal de Sala coordinadora en materia de criminalidad informática, Elvira Tejada, que insiste en que habría que examinar cada caso concreto y sus consecuencias para comprobar si tiene encaje en el Código Penal.

Tejada subraya que “no se puede sancionar como delito una cosa que no está tipificada”, por lo que hay que analizar si el bulo podría derivar en un delito de odio, una injuria o una calumnia, por ejemplo.

Consciente de esta dificultad, el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, planteó ayer la necesidad de revisar los instrumentos legales con los que se cuenta para impedir los bulos “o al menos para no se vayan de rositas los que contaminan la opinión pública de manera grosera y sin justificación ninguna”.

Desde el 18 de marzo, Twitter ha eliminado más de 1.100 mensajes con contenido engañoso y potencialmente dañino y sus sistemas automatizados han “desafiado” más de 1,5 millones de cuentas en todo el mundo dirigidas a discusiones sobre Covid-19 con “comportamientos de manipulación o spam” para comprobar si su nivel sospechoso de actividad revela la existencia de una cuenta falsa que puede ser bloqueada, explican a fuentes de la compañía.

“Hay que ir a cada cosa concreta, qué es lo que se dice, con qué objetivo, con qué finalidad y qué efectos se han generado”, reitera Tejada.

Coincide con ella la fiscal especializada en delitos de odio Susana Gisbert, quien explica que habría que estudiar si el bulo es “un medio” para cometer un delito, como infundir odio hacia un colectivo vulnerable, injuriar o calumniar a una persona, o incluso crear alarma social que implique la movilización de recursos públicos.

 

Falta de legislación

Esto último se recoge en el artículo 561 del Código Penal, que castiga a quien “afirme falsamente o simule una situación de peligro” que provoque la activación de los servicios de policía, asistencia o salvamento.

Según el abogado experto en nuevas tecnologías David Maeztu, este tipo penal se pensó en su día para comportamientos como los avisos falsos de bomba, pero en esta situación podría ocurrir también que un bulo obligue a trasladar ambulancias o fuerzas de seguridad a un lugar cuando se necesitan en otro. “Todo dependerá del caso concreto”, reitera.

El problema, insisten los expertos, está en lo que se dice y en los efectos que provoca. Si el rumor influye en el mercado o en los consumidores (si se difunde información falsa sobre valores en bolsa) o en la salud pública (si se promocionan remedios milagro perjudiciales) se podría estar ante comportamientos penados.

 

Whatsapp pone el freno

La red social de mensajería privada Whatsapp ha decidido limitar el reenvío de mensajes para tratar de evitar que se viralicen bulos e informaciones erróneas además de mensajes que pueden llegar a ser apabullantes.

Esta empresa ha observado hoy que, ante la pandemia mundial a causa del coronavirus, hay miles de millones de personas en el mundo que no pueden ver a sus amigos y familiares y que están utilizando este tipo de redes para comunicarse con ellos, pero también con médicos y profesores.

Para blindarles un espacio “seguro” y asegurar la privacidad de esas conversaciones, todos los mensajes de esta red están cifrados “de extremo a extremo”.

El pasado año la empresa ya dio a conocer a sus usuarios cuándo los mensajes estaban siendo reenviados muchas veces, y avisaba de ello con una “etiqueta” (una doble flecha) que indica que esos mensajes no los había creado un cercano y son por eso menos personales que los típicos mensajes que se envían por esta red de mensajería.

Ahora la empresa ha establecido un límite para que estos mensajes solo se puedan reenviar a un chat cada vez.

Pero Whatsapp ha observado, en una comunicación a todos sus clientes, que no están desaconsejados todos los reenvíos, y que hay muchos usuarios que comparten información útil, o vídeos divertidos, memes, reflexiones u oraciones que consideran importantes.

Pero la red sí ha observado un aumento significativo de la cantidad de reenvíos que para algunos usuarios puede resultar apabullante y contribuir a la divulgación de información errónea, y ha decidido intentar ralentizar la divulgación de esos mensajes para que siga siendo un espacio dedicado sobre todo a las conversaciones personales.

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