San Antonio Abad acude a su cita anual con las mascotas de los coruñeses

San Antonio Abad acude a su cita anual con las mascotas  de los coruñeses
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San Antonio Abad (en realidad su espíritu) acudió ayer como es tradición todos los años el 17 de enero a su cita con las mascotas de los coruñeses.
Docenas de perros y gatos, e incluso algún que otro animal un poco más exótico, pero no por ello menos apreciado por el santo varón conocido por su amor a los seres irracionales, recibieron la bendición de manos de su representante en la Tierra, en este caso el sacerdote de la iglesia de la Venerable Orden Tercera.
El acto litúrgico tuvo lugar  en el interior del templo debido a la intempestiva meteorología imperante a lo largo de toda la jornada de ayer.
Afirman de lo que esto saben que es uno de los días más importantes (si no el que más) para sus mascotas. Incluso hay dueños que para este día preparan el plato preferido de la “fiera”.
La fiesta “animal” comenzó a las ocho de la tarde con la tradicional misa y media hora más tarde tuvo lugar el emocionante momento de encontrarse con el agua bendita. La mayoría de los presentes la recibieron sin rechistar (se supone que eran conscientes de que era por su bien), pero otros no estaban por la labor de dejarse mojar mucho.
La tradición dice que el acto de bendecir a los animales se remonta a los tiempos en que estos eran una de las propiedades más preciadas por las personas. Su sustento dependía, en gran parte, del estado en que las bestias se encontrasen. El mundo cambia y ahora de aquellos tan solo queda el recuerdo pero no por eso deja de ser una ceremonia con sus seguidores.

vida
Antonio Abad nació en Egipto. Se cuenta que alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y se retiró a vivir a una comunidad local haciendo vida ascética.
Es el patrón de los animales ya que le agradaban mucho y siempre los cuidaba. Se le suele representar acompañado de un cerdo.
La tradición señala que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Asimismo en otro episodio de su vida se le relaciona con un cuervo.

San Antonio Abad acude a su cita anual con las mascotas de los coruñeses

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