Los trabajadores empobrecidos disparan las atenciones del Banco de Alimentos

Los trabajadores empobrecidos disparan las atenciones del Banco de Alimentos
Los voluntarios de la entidad tienen el almacén de Meicende prácticamente vacío para recibir todos los productos que se consigan durante la Gran Recogida | pedro puig

El Banco de Alimentos Rías Altas (Banrial) afronta los últimos preparativos para realizar la Gran Recogida de productos en unos 165 supermercados del entorno de A Coruña con cierta tensión dado hay más presión que nunca para conseguir unos buenos resultados. No preocupa superar las cifras de otros años por cuestiones estadísticas, sino porque en el último ejercicio se ha disparado por encima de las 2.000 personas el número de beneficiarios. En el que para los responsables de la entidad solidaria es “el peor año de la crisis” han llegado peticiones de trabajadores empobrecidos y de parados a los que ya no les quedan ayudas públicas. 
La presidenta del Banco de Alimentos Rías Altas, Conchy Rey, solicita la colaboración de la ciudadanía para la Gran Recogida que se celebrará en “entre 160 y 170 supermercados de todas las cadenas” el día 30 y el 1 de diciembre. Necesitan tanto voluntarios que atiendan los carros de donaciones como una aportación masiva de productos no perecederos por parte de los coruñeses. 
No quieren ponerse cifras porque “hace tres años se llegó a un tope” a partir del que se fue bajando. “Fue algo exagerado lo que recogimos, a lo mejor la gente creyó que es cuando la sociedad estaba más al límite”, razona Rey, que puntualiza que en realidad para ellos “a efectos de gente con nuevas solicitudes de ayuda este es el peor año de la crisis”. Los trabajadores voluntarios (porque todos lo son tanto en la nave de Emalcsa en A Grela como en la de Meicende, que funciona como almacén sin entrega presencial) afirman que “cada día” llega más gente. Si bien es cierto que ellos no se ocupan del reparto a particulares, distribuyen a las ONG y agrupaciones benéficas que cada día les piden más alimentos porque se les incorporan usuarios. 
Así, de una media de “158.000 personas que se estaban atendiendo ahora se superan ampliamente las 160.000”. Las más de 2.000 incorporaciones se han producido a lo largo de 2018, que ni siquiera ha acabado. 
Por las experiencias que le trasladan, la representante del Banrial explica que aunque la mayoría de beneficiarios no tiene trabajo, ya no son los únicos. La nueva oleada de demanda de ayuda surgida cuando la crisis económica ya se creía casi superada está formada tanto por parados “de larga duración” que ya no tienen posibilidad de tramitar más ayudas públicas –o que pasan algún tiempo en blanco por la burocracia que conllevan– como por los trabajadores en una situación de pobreza. 

Sin capacidad para repartir
Esta última teoría que manejan en el banco viene dada porque  muchos les comentan que con los “contratos basura” cobran poco dinero y mantener una casa y una familia es complejo. “Hay gente que ahora mismo está trabajando por 600 euros y si tiene que pagar piso, facturas y tiene hijos o paga eso o come porque para todo no le llega”, lamenta Rey.  
Ante estas circunstancias, la colaboración se hace especialmente importante por lo que animan a los vecinos a ser voluntarios. Se necesitan “entre 2.600 y 3.000” y, puntualizan, hay especial carencia de colaboradores en el entorno de Carballo. De cara a las aportaciones, la presidenta comenta que las mayores necesidades son de “leche, cacao, azúcar, cereales, alubias, sal, vinagre, café...”, aunque todas las entregas de los clientes que acudan a las grandes superficies serán muy bien recibidas. l

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