La ocupación de La Maestranza subió un 30% tras prohibirse el estacionamiento en la Ciudad Vieja

La ocupación de La Maestranza subió un 30% tras prohibirse el estacionamiento en la Ciudad Vieja
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Si crece el número de vehículos, pero el espacio para aparcar permanece igual, es lógico suponer que aumentará el estacionamiento irregular y, sobre todo, la ocupación en los aparcamientos públicos. Los propios policías locales señalan que no queda otro remedio: no solo en los barrios más céntricos, ceñidos por el mar, el espacio escasea, sino también en los más periféricos, como la segunda fase de Elviña.  Y con cada peatonalización y reurbanización, los conductores se ven forzados a desplazarse a otras zonas, o resignarse a rascarse el bolsillo. La prueba es que desde que se cerró al estacionamiento la Ciudad Vieja, la ocupación en el parking de La Maestranza creció un 30%.  
Según fuentes de la propia empresa, el crecimiento comenzó hace más de un año, cuando el Gobierno de Carlos Negreira inició la primera fase de la peatonalización de la Ciudad Vieja con la prohibición de que aparcaran en sus calles nadie que no fuera residente. Hasta entonces, el aparcamiento de La Maestranza había sido uno de los más infrautilizados de la ciudad. 
El próximo martes se vallará el cercano el solar de Defensa, donde ahora se amontonan los coches, que buscan un aparcamiento por el que no haya que pagar, lo que aumentará más la demanda de espacio.
Pero no se trata del único parking que ha visto aumentados sus ingresos en 2015. El de Riazor-Orzán también ha vendido más abonos que anteriores años. “Se ve que las empresas han vuelto al centro, y con ellos los coches”, explican, al tiempo que reconocen que también han recibido llamadas interesándose por la reserva de plazas de aparcamiento de particulares. “Pero ya no tenemos ninguna que vender”, aclaran. Otro tanto pasa con el del Papagayo, antes poco utilizado, pero cuyo uso va a más cada año.

barrios abarrotados
Pero muchas veces, el conductor no encuentra plaza para estacionar su coche ni pagando. Sobre todo en los barrios con mucha población, donde la burbuja inmobiliaria levantó pisos de varias alturas sin  garajes. El presidente de los vecinos de Monte Alto, Alberte Fernández, asegura la solución es muy difícil en su zona, donde todos sabe que “aparcar a partir das sete ou das oito é imposible”.
Lo mismo ocurre en el Agra do Orzán, el barrio más poblado de A Coruña, donde la doble fila es endémica, y en la que la zona comercial de la calle Barcelona funciona como polo de atracción para más vehículos. Según agentes municipales, los conductores están tan desesperados que llegan a aparcar a la entrada del antiguo poblado de Penamoa. Todo sea por poder dejar el coche estacionado sin tener que pagar el aparcamiento. Ni la grúa.  

La ocupación de La Maestranza subió un 30% tras prohibirse el estacionamiento en la Ciudad Vieja

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