Los bajos del Millennium vuelven a ser un refugio para personas sin hogar

Los bajos del Millennium vuelven a  ser un refugio para personas sin hogar
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Los bajos del monumento del Millennium llevan tiempo convertidos en un refugio para sintecho. En agosto, el concejal de Regeneración Urbana, Xiao Varela, anunció que la intención del Ayuntamiento era colmatarlos de material pero esta medida todavía no se ha llevado a cabo, ha comenzado la época de temporales y vuelven a registrarse casos de ocupación: la Policía Local tuvo que pedir el martes a una mujer que se había instalado allí que abandonara la zona, pero ayer era posible verla de nuevo.

Fuentes de los servicios de emergencia apuntan a que la mujer en cuestión abandonó el lugar ya por la tarde. Por otro lado, no es la primera vez que alguien se instala en un lugar batido por el mar durante la época de temporales. Otra mujer vivió durante cinco meses en pleno invierno en las Esclavas, bajo un dosel formado por paraguas desechados. La mujer, de 58 años, solo abandonó su precario refugio durante la alerta roja del 17 de enero. 

Pero si las Esclavas es un lugar muy expuesto, el Millennium lo es aun más, como recordaba Varela a los vecinos de Labañou durante un encuentro Dillo ti con el Gobierno local. Los vecinos habían expresado su deseo de que se pudieran reformar los bajos para que acogieran dependencias útiles, pero el Ayuntamiento no está por la labor de invertir más dinero para que se lo lleve el mar, como ha ocurrido en repetidas ocasiones. 

Problema recurrente 
En verano, el fenómeno de los sintecho llegó a su punto álgido cuando fueron varios jóvenes argelinos los que se instalaron, cerrando con un candado con cadena la verja de obra instalada por el Ayuntamiento precisamente para impedir que nadie entrara, después de que otra reja de hierro colocada previamente fuera derribada por un temporal. Ahora, con el mal tiempo, el problema es la seguridad. 

Todavía no se ha anunciado cuándo se llevarán a cabo esas obras, que pondrán punto final a una historia que comenzó en el año 2000 por iniciativa de Francisco Vázquez, que sostenía que a un regidor se le recordaba, entre otras cosas, por levantar torres. El monumento costó 360 millones de pesetas de las de entonces y se construyó a marchas forzadas. Pero tras varios destrozos provocados por temporales, hubo que abandonarlo. Ya en 2010, el entonces concejal de Infraestructuras, Esteban Lareo, descartó que en un futuro a esta zona pudiera dársele cualquier uso.

Los bajos del Millennium vuelven a ser un refugio para personas sin hogar

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