“No puedo vivir sin el teatro porque aquí es donde empieza todo”

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actriz en “ocasiones especiales”

Ella lo necesita porque el teatro es el germen de todo lo demás, un rito con público que hace que el de la fila 24 escuche lo mismo que el de la dos. “Tú lo presientes”, asegura, y pasa. El telón se abre otra vez y aparece Mánver. Son las nueve de la noche y el de la 24 empieza a reirse.

entrevista de marta garcía márquez

Kiti Mánver es Julia por la semana, una mujer viuda de lengua afilada que lleva una administración de lotería y dispara ironías tan rápido como bonolotos. Con la misma clase, la actriz se enfunda el papel de Lola los fines de semana, que es tan fuerte como la primera y sufre en silencio su condición de divorciada. La actriz estará el viernes y el sábado en el Rosalía de la mano de Jorge Roelas (Víctor) para interpretar una obra de Bernard Slade, dirigida por Juan Carlos Rubio, un lord del teatro capaz de mejorar el texto del canadiense y dispensar comedia en estado puro salteada con emoción, que salta en “ocasiones especiales”.
—¿Cómo lleva el hecho de compaginar televisión y teatro al mismo tiempo?
—Estoy rodando capítulos de la serie “Los Quién” con Javier Cámara y María Pujalte. Por eso, estoy un poco apretada, pero así son las cosas.
—Una historia muy fresca, perfecta para verano.
—Para verano e incluso para invierno. Se trata de un ejercicio actoral frenético de dos actores que protagonizan distintas escenas que se suceden a lo largo de diez años. La pareja está divorciada pero intenta entenderse y encontrarse porque es mucho el cariño que existe entre los dos y muchas las cosas que tienen en común. Las escenas cambian a una velocidad imposible y cada idea es muy diferente a la anterior.
—¿Cómo funciona con Jorge Roelas?
—Es una maravilla. No trabajaba con él desde la obra “Seis personajes en busca de autor”, de Luigi Pirandello. Esto fue hace más de treinta años. En “Ocasiones especiales” ha sido maravilloso porque hacemos una pareja especial: los dos tenemos mucha personalidad y resulta ser un ejercicio sensacional. Un lujo que te cae del cielo.
—¿Cuántas escenas cambiantes verá pasar la butaca a lo largo de la obra?
—Son once escenas porque hay alguna protagonizada por declaraciones que dejan los hijos. La obra es la búsqueda del entendimiento a pesar del divorcio, de los celos y los diferentes estados de ánimo, porque dependiendo de la escena, uno puede estar muy arriba o muy abajo. Cambian las tornas y, en mi caso, paso del subsuelo a ser una triunfadora. Después están los hijos con sus problemas y todo está descrito en clave de comedia a pesar de que haya escenas de sentimiento puro del ser humano.
—Es como si interpretara distintos personajes a la vez.
—Sí, porque son distintos momentos y van pasando los años, uno tras otro, y se ve la evolución del personaje y cómo el mío se intenta recuperar.
—¿Cómo es el personaje de Lola?
—Es una mujer que está absolutamente enamorada con tres hijos y un problema de alcoholismo. Pero tampoco quiero desvelar lo que ocurre. Lo que sí es cierto es que mi personaje sufre mucho aunque también sabe sacar fuerzas para enfrentarse a todo. Luego está el gran cariño que tenemos el uno por el otro.
—¿Qué tal la experiencia de volver a trabajar con el director Juan Carlos Rubio?
—Es la tercera vez que trabajo con él y te puedo decir que si me quiere de fija, me apunto. Es un autor y director muy libre. En este caso, solo dirige pero lo suyo es puro teatro. Es como si en él se juntaran dos cromosomas de teatro y al principio no sabes muy bien por qué pero después cuando lo ves, te das cuenta. Sería estupendo que hubiera muchos como él en este mundo porque es de ese tipo de personas que te las quieres llevar para tu casa. Es un ángel protector. Un lord.
—¿Cuál es el tipo de risa que provoca “Ocasiones especiales”, floja o comedida?
—En la obra hay muchas risas y elementos emotivos que llegan porque, en el fondo, a la gente le gusta que le toquen el corazón.
—Entre teatro y televisión, ¿con qué se queda?
—Necesito el teatro. No puedo vivir sin él porque aquí es donde empieza todo. Lo demás son proyecciones del propio teatro más toda la evolución tecnológica y del ser humano. Sin embargo, el teatro siempre está presente. Es un rito y está el público. Las otras cosas pueden estar técnicamente bien pero aquí el de la fila 24 oye lo mismo que el de la dos y tú lo presientes y puedes pactar con él.
—¿Tiene algún otro proyecto en mente?
—Acabamos de estrenar la serie y tengo algunas cositas. Ahora bien, tampoco es que tenga el despacho lleno de guionazos. Algo hay pero hasta enero prefiero no plantearme nada.

“No puedo vivir sin el teatro porque aquí es donde empieza todo”

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