La Marea anuncia a los vecinos que la Ciudad Vieja no será peatonal este año

La Marea anuncia  a los vecinos que la Ciudad Vieja no será peatonal este año

El Ayuntamiento restringirá a partir de este viernes la circulación de vehículos privados por la Marina y los paseos de la Dársena y O Parrote y alterará el sentido de circulación de algunas de las calles de la Ciudad Vieja, tras la apertura la pasada semana del túnel de O Parrote. Con estas acciones, el Gobierno municipal busca “recuperar o uso peonil” de la zona. Sin embargo, según trasladó el concejal de Movilidad Sostenible, Daniel Díaz Grandío, al presidente de la asociación de vecinos de la Ciudad Vieja, Pedro Roque, durante un encuentro con los vecinos el lunes, la segunda fase de la peatonalización del barrio “no será este año”.
La primera fase de peatonalización de la Ciudad Vieja se puso en marcha en 2013, con el Partido Popular en el Gobierno local, cuando se prohibió el aparcamiento dentro del barrio a los vehículos que no perteneciesen a los vecinos o realizasen labores de carga y descarga. La peatonalización definitiva del barrio, sin embargo, tendrá que esperar al menos hasta 2017, de acuerdo con la información que proporcionó el Ayuntamiento a los vecinos. El Partido Popular propuso la semana pasada, en una de sus enmiendas, que se destinasen 410.600 euros a la segunda fase del plan, pero la modificación no prosperó y el cierre al tráfico quedó fuera de los presupuestos.
La modificación del tráfico por la Marina, explicó ayer a la prensa Díaz Grandío, se estructura sobre tres “filtros”. El primero de ellos se encuentra ante la Autoridad Portuaria, en la rotonda provisional que funciona desde el año pasado y que se va a “consolidar”. A partir de este punto solo podrán transitar por la superficie de la Marina. y hasta la altura de la calle Tabernas, autobuses urbanos y turísticos y taxis. La velocidad de circulación queda restringida a 20 kilómetros por hora.
En cuanto a los que circulen en dirección contraria y entren en el paseo de O Parrote desde el Paseo Marítimo y las Ánimas, el primer punto de limitación de tráfico se situará a la altura de los jardines de San Carlos. Impedirá el paso en dirección a María Pita de los vehículos privados pero lo permitirá a los residentes de la Ciudad Vieja, a los autobuses y los taxis y al servicio del hotel Finisterre. Cuando lleguen a la altura de la calle Tabernas, solo podrán seguir circulando los vehículos de transporte público y los residentes con vados o garajes en el paseo de la Dársena.

los vecinos ven “escollos”
Pedro Roque espera que los cambios sean “positivos” de cara al futuro, pero por el momento, explica, causan “incertidumbre” entre los vecinos, y ve dos “escollos” que solucionar. El primero de ellos, explica, es que cuando el Ayuntamiento repartió las tarjetas de residente quedaron fuera los vecinos de la Dársena, O Parrote o la Maestranza, las partes que dan “al exterior” del barrio. Roque se pregunta si estos vecinos podrán circular ahora como residentes. El Ayuntamiento señala que permitirá el acceso a los propietarios de plazas de garaje de la Dársena.
Por otra parte, Roque señala que “está sin programar dónde van a aparcar los residentes” y afirma “que se tienen que habilitar más espacios de aparcamiento” pues los que quedarán disponibles, creen los vecinos, “no serán suficientes”. El Ayuntamiento señala que habrá nuevas plazas de aparcamiento en el Paseo Marítimo, en el carril pegado a la Hípica, y con la reordenación del aparcamiento de la Cruz Roja en la Maestranza. Sin embargo, señala Roque, “el Pepri y los estudios previos contemplan que la solución sería el parking de O Parrote”. El presidente de la asociación vecinal no espera que aparcar en este espacio resulte gratuito para los residentes, pero señala que “todos tienen un convenio menos los vecinos”. 
Por último, el presidente de los vecinos de la Ciudad Vieja considera que habrá que ir solucionando las “lagunas” que aparezcan durante la ejecución de los cambios. Señala, como ejemplo, que en los tres puntos que  servirán para limitar el tráfico se colocarán señales, pero no habrá un control policial más allá de los primeros días que impida el paso a los vehículos privados o a los no residentes. Desde 2013, el número de coches sin permiso que estacionan en el casco antiguo han ido aumentando, tras la relajación de la presión policial.

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