La apertura contínua de centros comerciales, la falta de aparcamiento y la reducción del consumo son, a veces, gigantes contra los que es imposible luchar. Incapaces de hacer frente a estos factores, en los próximos días cerrarán dos negocios –otro ya lo hizo la semana pasada– después de muchos años generando movimiento económico y vida en la calle de Barcelona. Desde la Asociación de Comerciantes de la zona aseguran que otros muchos sobreviven a “duras penas”, si bien comentan que los locales vacíos son los menos.
El establecimiento que la cadena Vidrio tenía en la calle de Barcelona echó el cierre la semana pasada después de pasar un período de liquidación. La zapatería A&M&Sarai y la tienda de bisutería y ropa Tarabela seguirán pronto ese camino, ya que en estos momentos intentan deshacerse de la mayor cantidad posible de mercancía ya pagada. La tienda de regalos lleva 20 años abierta pero ahora desaparecerá “este mes porque la crisis y los centros comerciales han bajado mucho las ventas”. Lo dice Ángela Viña, la dependienta que estos días atendía a más clientes porque “con los saldos siempre hay”.
Castro afirma que esperan un párking desde hace 25 años y que su construcción puede llegar muy tarde
Especialmente duro parece el caso de la tienda de calzados, que se mudó a esa calle tradicionalmente comercial desde la cercana Andrés Gaos “para mejorar”. Sin embargo, el trasladó les pilló justo al principio de la crisis y no hubo forma de levantar cabeza. Según el propietario, Ángel Benítez, incluso con unos descuentos muy ventajosos la gente solo “se anima a mirar”.
“Es imposible que esto se recupere a corto plazo porque el gobierno dice que no habrá mejoraría hasta el 2013 y la gente coge miedo y no se anima a consumir, es la pescadilla que se muerde la cola”, lamenta al tiempo que espera que en la tienda entre algún consumidor.
Mientras una se queja también de la falta de aparcamiento para que los coruñeses visiten la zona para hacer sus compras, Benítez también achaca el problema de los cierres a que “los precios de los alquileres en esta zona son muy caros”.
Los tres negocios, todos ubicados en las inmediaciones del mercado municipal de As Conchiñas, serán clausurados en un período de tiempo muy corto y por eso llama especialmente la atención. Sin embargo, desde que comenzó la crisis el cierre de negocios ha ido en cascada. No obstante, el presidente de la Asociación de Comerciantes que agrupa a los empresarios de la zona, José Manuel Castro, asegura que por el momento, y contando los tres locales, “solo hay siete locales vacíos de 122 que hay en la calle de Barcelona”.
“Es grave pero pasa lo mismo que en cualquier calle comercial, y resulta triste”, comenta Castro, que reconoce que la tónica es ir aguantando “pero a duras penas”.
Más tiempo > El representante explica que siempre hubo movimientos de cierres y aperturas en la calle, antiguamente y, aún puede presumir de ello, una de las principales del tejido comercial de A Coruña. El problema es que ahora “entre que uno cierra y abre otro pasa más tiempo: tres, cuatro o seis meses cuando antes solo pasaba un mes”.
A su juicio, la delicada situación de muchos propietarios va más allá del enfrentamiento constante con las grandes superficies –Castro critica la “mala praxis del gobierno anterior” a la hora de planificar y permitir la apertura de más centros– y la crisis económica. La falta de aparcamiento, ya que el vial solo cuenta con uno de plazas muy limitadas, tanto por número como por espacio, y la instalación de bolardos o la peatonalización de calles son para la asociación graves handicaps. “Este es un barrio de los años 70 y no se pensaba tanto en los coches, hay calles que no tiene un solo portal y se han hecho peatonales para ahorcar la zona”, lamenta.
“Llevamos 20 o 25 años esperando un parking en la plaza de As Conchiñas, el corazón de la calle de Barcelona, y aunque el Ayuntamiento ya está estudiando la reserva de plazas que puede haber con todo puede tardar tres años en estar y quién sabe donde estaremos en aquel momento”, advierte José Manuel Castro.