Un hombre revienta con un martillo varios escaparates en Ciudad Escolar

Un hombre revienta con un martillo varios escaparates en Ciudad Escolar
Varios vecinos lo vieron huir de madrugada tras romper un cristal blindado | pedro puig

La zona de Ciudad Escolar padece, desde hace unas semanas, actos vandálicos nocturnos que tanto fuentes cercanas a la investigación como los propios afectados vinculan a una sola persona. Los vecinos apuntan a que los destrozos en cuatro escaparates y cristaleras, ocurridos en poco más de una semana, son obra de un hombre al que algunos sorprendieron huyendo de uno de los locales en los que había actuado.
Al menos cuatro locales comerciales de la avenida de Gran Canaria y la calle de la Educación han sido atacados en la última semana por un hombre que, armado con un martillo, está reventando los cristales. En casi todos los casos se ha detectado la sustracción de algún objeto, si bien también se coló en un bajo que recientemente se ha quedado vacío y se ofrece en alquiler.
Fuentes próximas a la investigación piensan que el responsable de estos sucesos sería un delincuente menor que podría estar actuando en los comercios y negocios debido a que cada vez hay menos posibilidades de sustraer elementos de valor de los vehículos estacionados en la calle.
Por su parte, los vecinos y comerciantes sospechan de una persona con problemas psiquiátricos del barrio pero tampoco descartan que los reventones –perpetrados con un martillo, como confirmaron algunos residentes en la zona que se despertaron hace unos días sobresaltados por un gran estruendo y vieron a un hombre correr desde sus ventanas con ese tipo de herramienta– sean obra de alguno de los usuarios del albergue de Padre Rubinos. Este último extremo parece bastante improbable dado que el ladrón está actuando por las noches y los beneficiarios de la residencia tienen unos horarios muy concretos.
 

Intranquilidad
Mientras se espera a que las pesquisas arrojen luz sobre lo sucedido y se descubra al verdadero culpable, el temor a convertirse en nuevas víctimas se ha extendido por el entorno. De hecho, aunque los objetos robados hasta el momento no suponen grandes cuantías para los afectados, sí tendrán un coste elevado las reparaciones en el caso de que algunos no dispongan de seguro.
Sin ir más lejos, en uno de los establecimientos explican que les rompieron un cristal blindado cuyo precio ronda los 800 euros. “Estamos intranquilos por si vuelven a actuar porque es todo muy raro”, confiesan, asegurando que el modus operandi les extraña porque el culpable no está destrozando los escaparates por los puntos en los que tendría más acceso a la mercancía.

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