Empezando el año empapado de arte

Con el arranque de 2016, el panorama expositivo que ofrece la ciudad se torna interesante y, ante todo, variado. Uno puede trazar el mapa de sus visitas a los museos y galerías afilando el olfato en el MAC, donde la fotografía fantasiosa de la belga Magdalena Bors se junta con la pintura comprometida del animalista Lino Lago, mientras que las “multitudes” de Juan Genovés apuran los días en suelo coruñés. Se irán el 10, así que este fin de semana, su forma de pintar al detalle recibirá un aluvión de curiosos como los que pinta sobre el lienzo. 
Además, la fundación Barrié enseña lo mejor del arquitecto Manuel Gallego Jorreto, que después de 48 años trabajando por encontrar la felicidad del que ve sus edificios, se sienta a recordar. Su primera retrospectiva se compone de 22 proyectos, 16 maquetas, 24 planos, 400 fotografías y dos vídeos en una exposición que no es al uso y que articuló el ourensano. 
Aquí están sus criaturas más significativas, que acompaña con instantáneas que invitan a pasar a esos espacios, sujetos todos a un contexto y un momento. 
Tan solo a unos pasos, el buscador de improntas puede hacerse con una buena colección de ellas en Afundación, donde acampan los grandes del siglo XX en “A fronteira infinda. Os artistas galegos e a emigración”. Así que los óleos llegan de un lado y otro del charco, de los exiliados y los retornados. De los Díaz Pardo y los Luis Seoane a los Mario Granell o Manuel Pailós. 
Por su parte, la Fundación Seoane se coloca el cartel de la exclusividad para servir en bandeja las instantáneas de la francesa Valerie Jouve en su primera retrospectiva. Una oportunidad para conocer la obra de la artista que, según su director David Barro, podría estar colgada en cualquier museo de primera fila. 
En sus fotos, la profesional pone a los sentimientos a desfilar y el espectador los va recolectando porque ella no es de las que lo dicen todo con imágenes. Deja el mensaje incompleto y “esa es la cuestión más importante”, dijo en su visita a la ciudad. 
Si bien en Belas Artes, llevan sin ofrecer muestras temporales desde que el pequeño Picasso supuso récords de miradas, la ruta se puede desviar por las galerías para recrearse con las piezas de Jano Muñoz en Moret Art, que utiliza el pincel como un jarabe para mantenerse cuerdo en una forma de entender el arte como necesidad. 
En galería Vilaseco, las paredes se nutren del talento de Mayte Vieta, Lois Patiño, Teo Soriano, Santiago Ydañez, Ignacio Llamas o Antonio Murado, que componen entre todos un “Paisaje interpretado”. Arte-Imagen presenta una selección de obras que agrupa bajo “El baúl de los recuerdos” y para el que quedó con ganas de más plástica y escultura del país, Xerión ofrece lo mejor del siglo pasado en pequeñas joyas que sirven para contar la historia. De un trozo de mapa donde Picasso comenzó a madurar como genio. De él, se pueden ver sus primeros pasos en la casa museo de Payo Gómez.

Empezando el año empapado de arte

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