Un hombre irrumpe en la iglesia de San Antonio tras acabar un oficio y agrede a los presentes

Para muchos de los que estuvieron presentes, todavía no está claro lo que ocurrió el sábado en la iglesia de San Antonio, donde un hombre de color de 67 años de edad, visiblemente borracho, irrumpió justo después de terminar una misa y agredió a los presentes. “Estaba desquiciado”, asegura Carlos Platas, el sacristán. Él fue uno de los agredidos antes de que el sujeto, un ecuatoguineano de 67 años, fuera reducido por agentes de la Policía Local, identificado y denunciado por agresión. 
La iglesia de San Antonio está enclavada en la calle de Fuente Álamo, en pleno barrio de Agra do Orzán, el más poblado de A Coruña y el que cuenta con uno de los mayores porcentajes de población inmigrante. A las ocho y media de la noche acababa de terminar una misa, y Platas estaba esperando a que los feligreses abandonaran el templo para poder cerrar los accesos cuando entró por una de las puertas laterales, que da a una capilla, el sujeto en cuestión. 
“No lo había visto nunca”, afirma Platas. Al parecer, el guineano estaba muy bebido y “desquiciado, completamente irracional”. Hablaba, pero según el sacristán, lo que decía era incoherente, quizá en parte por la bebida y en parte por un escaso dominio del español. De cualquier manera, el hombre parecía enfurecido, y más dispuesto a pegar que a hablar. 
Como se ha mencionado antes, Platas se encontraba entre las víctimas de la agresión, pero asegura que no sufrió ningún daño: el estado de intoxicación etílica que sufría era tal, que apenas era capaz de coordinar y resultaba muy torpe. 

topetazo
“Lo que hice fue apresurarme a cerrar las puertas mientras llamaba a la Policía”, recuerda el sacristán. Mientras tanto, el guineano se movía por entre los bancos del templo tratando de alcanzar a losa presentes, entre los que se encontraban varias mujeres de avanzada edad, mientras farfullaba incoherencias. Afortunadamente, la situación se solucionó por sí sola: el hombre estaba tan borracho que acabó por tropezar junto a una rapa de acceso y se golpeó contra una pared. “Se pegó un topetazo”, recuerda el testigo. 
Aquello le dejó fuera de combate el tiempo suficiente como para que pudieran llegar efectivos del 092, que se encargaron de él. Al comprobar el estado en el que se hallaba, los policías solicitaron una ambulancia del 061 para prestarle asistencia médica, pero el individuo no estaba por la labor, y se resistió a dejarse atender, “debido probablemente al importante estado de embriaguez que presentaba”, según fuentes municipales. Finalmente, los agentes consiguieron convencerle para que se dejara curar la herida de la cabeza. Al final, fue trasladado al Complejo Hospitalario Universitario, sin que se sepa cuál era su pronóstico. 

persecución
En cuanto al motivo que le llevo a comportarse de esa manera, no está muy claro. Sin embargo, las investigaciones de los agentes municipales, que interrogaron a varios testigos, determinaron que estaba persiguiendo a un individuo que previamente había agredido a un tercero y que se había refugiado en las oficinas de la iglesia. 
El supuesto agredido es un vecino de esta ciudad, de 52 años de edad. Después de identificar a todos los implicados, así como a los testigos, los policías locales procedieron a denunciar al guineano por agresión ante el jugado de guardia.

Un hombre irrumpe en la iglesia de San Antonio tras acabar un oficio y agrede a los presentes

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