“A nivel de confinamiento me considero un privilegiado”

“A nivel de confinamiento  me considero un privilegiado”
En la edición de Casas Novas de julio de 2019 | manuel queimadelos (oxer sport)

Amplios espacios, contacto con la naturaleza… Un sitio donde todo el mundo desearía estar en estos momentos (incluido el que escribe). Sin embargo, si se le añade la preocupación por mantener más de 150 caballos, la situación cambia. Es la historia de Javier González Fraga, más conocido como ‘Fino’. Jinete, profesor de equitación, veterinario…, que pasa estas semanas de confinamiento en el Centro Ecuestre Marco das Pías, en Sobrado dos Monxes.

Fino cuenta que pocos días antes de que empezase el estado de alarma “iba a competir en un Concurso de Saltos Nacional de Tres Estrellas, en Zamora. Ya había llamado los días antes para saber si se iba a celebrar. La organización me respondió que sí, pero que se tomarían algunas medidas, como disputarlo a puerta cerrada”. 

Sin embargo, el viernes 13 de marzo, “a pesar de que aún llegaron a celebrarse dos pruebas, en las cuales participé, después la organización dijo que, por una orden de la Junta de Castilla y León, el Concurso quedaba suspendido”.

Así que regresó en su camión y con sus caballos de competición a Marco das Pías, donde tiene su criadero y su escuela. “Ahora tengo todo cerrado, pero a los caballos hay que cuidarlos igual. Mi rutina es esa, hacerme cargo de los caballos”. Y, según afirma, en el Centro Ecuestre tiene más de 150.

Fino asegura que no le queda mucho tiempo libre. “Siempre tengo mucho trabajo, y ahora tengo igual o incluso más”. Y, como todo el mundo, sufre la merma de ingresos, que tenía no solo a nivel deportivo de los Concursos, sino también por venta de animales o clases a sus alumnos”.

Lo esencial
De todas formas, no duda en decir que “mi nivel de confinamiento es un privilegio. Mi casa está dentro de las instalaciones. Eso sí, ahora solo entra gente para lo esencial, como con el pienso y la hierba”.

No sabiendo cuando va a terminar esta situación, “los deportistas profesionales se ven muy afectados, porque vive de los sponsors y de la competición. Todo eso volverá, pero llevará su tiempo”. Y añade que “vienen tiempos diferentes a lo que habíamos visto, por lo menos durante una temporada”.

Igualmente, Fino no solo se siente afortunado por el entorno en el que vive, sino también por la época del año en la que ha llegado la epidemia. “Yo en los meses de abril, mayo y junio hago un parón deportivo. En marzo compito en alguna prueba, como la de Zamora o la de Segovia, pero luego paro, hasta junio, donde vuelvo para preparar el Concurso de verano de Casas Novas. Y en estos meses de primavera me dedico a una tarea muy importante, la de inseminación de las yeguas”.

Un trabajo en el que se requiere mucha precisión, tiempo y conocimiento, porque “quiero suministrar a los jinetes españoles caballos con potencial, que puedan competir al más alto nivel”. Así que lo tiene claro. Si la pandemia tenía que llegar en algún momento, “yo escogería ahora”. Eso sí, reconoce que ahora hace su trabajo “con mucha más cautela”, y con la esperanza de que, en cuanto sea posible, vuelva a competir a los lomos de alguno de sus ejemplares.

“A nivel de confinamiento me considero un privilegiado”

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