Egipto: La tierra de la magia eterna

Egipto: La tierra de la magia eterna
Egipto: La tierra de la magia eterna

Egipto se sitúa siempre, eterno e invencible, como uno de los lugares de destino más fantásticos del planeta. Cuna de las civilizaciones y resorte de los misterios de la antigüedad, las luces de su belleza son un eco inagotable de una magia que nunca amenaza con puntos finales. Vivir Egipto, tanto sus mercados como sus pirámides, es beber directamente del néctar de los dioses que los vestigios de la humanidad transpiran a lo largo de su florescencia histórica.

Los espejos que reflejan nuestro pasado

A menudo, y con más frecuencia de la que se cree, la misteriosa magia que emanan los reductos del pasado en nuestro tiempo puede casi respirarse en un lugar concreto. Los vestigios de las antiguas civilizaciones que alcanzaron el templo de la eternidad son hoy, además de preciados tesoros de un valor incalculable, un precioso canal introspectivo hacia lo que somos. El minúsculo fragmento de un espejo en cuyo reflejo se amplía la visión sobre nuestra naturaleza y su constante cambio mucho más allá del plano anecdótico de nuestra historia. Y es precisamente en esa línea entre la fascinación y lo imposible donde los Tours a Egipto asientan su sentido.

Con ello, y apostando por la oportunidad única de adentrarse en uno de los epicentros históricos más relevantes de nuestra existencia, un viaje a Egipto es mucho más que el fascinante turismo que lo exótico estimula. Se trata de una enorme explosión de experiencias mediante las que sentir en la viva piedra egipcia la textura de lo que todavía vive. Desde la religiosa evocación que suscitan los aromas de tierra de los maravillosos templos de Luxor y el sobrecogedor Valle de los Reyes, hasta la especial magnificencia de las pirámides de El Cairo. Porque Egipto es, ante todo, una fuente inextinguible de verdad y de misterio cargada de un admirable cariz catártico.

Sin embargo, es francamente difícil centrarse en un solo elemento que vivir en la propia piel de los muchos que brinda Egipto. Su esencia se ha convertido en una belleza inimitable cuyo poder jamás flaquea en asombro o fuerza. Tanto si es el bullente pulso de sus torrentes callejeros, donde acceder a una cultura viva y sumida en el presente; como si la atmósfera de sus inmemoriales monumentos y santuarios hierven en el océano de vivencias que se fabrica en la memoria. Incluso un cómodo crucero a través del Nilo es ya un espectáculo de esencias irreductiblemente hermoso. Pero a pesar de lo palpable de su alma, es en sus estadios intangibles donde habita el verdadero placer de vivir Egipto.

Apuntando al cielo: Las pirámides de Guiza 

Egipto es un lugar de arquitecturas faraónicas, válgase la redundancia, que coexiste con el museo en movimiento de sus calles concurridas por la vida, en cuyos mercados, como el popular y maravillosamente recargado Khan El Khalili en El Cairo, se fomenta una atracción natural por la cultura del día a día. No obstante, si cabe mencionar un lugar de interés indispensable, las pirámides guardan aún hoy un lúcido portal a la magia antigua del ser humano. Toda la Información Sobre Las Pirámides de Egipto, contando con aproximadamente más de 100, está sujeta a un inalterable misterio sólo atribuible a la mitología de los dioses egipcios.

Es complejo describir la sensación de situarse ante tal maravilla de la arquitectura primitiva, más aún calcular el esfuerzo y el cómo de la disposición de los grandes bloques de piedra que triangulan su estructura. Tomando uno de sus ejemplos más turísticos, las tres pirámides de Guiza, pertenecientes a los reyes Kefrén, Keops y Micerinos, son de las construcciones del Imperio Antiguo de Egipto más visitadas. Erigidas como tumba en honor a un dios, su interior también albergaba distintos rituales en honor al nacimiento y a la muerte. Además de servir como punto de atracción de energía cósmica a fin de contener y conservar lo almacenado en su interior.

Entrando en más profundidad, la pirámide de Micerinos es la menor del conjunto, con 66 metros de altura y la única de las tres pirámides donde se hallaron momias, además de un sarcófago de basalto. Por otra parte, la pirámide de Kefrén es la segunda más grande de Egipto, conservando aún parte de su revestimiento y un sarcófago de granito rojo. Finalmente, la reconocida pirámide de Keops, con una altura de 140 metros y una base de 230 metros y sobreviviente única de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, aunque sin vestigios hallados en su interior, mantiene una esencia increíble de grandeza. Más aún cuando el trío piramidal se ilumina al anochecer con una apariencia casi milagrosa.  

Un paraíso invicto de pureza, misterio e insuperable magia

A pesar de las mencionadas pirámides, Egipto guarda todavía más tesoros históricos repartidos por su territorio. Cuanto a templos, Abu Simbel, en Nubia, es un lugar sagrado esculpido en roca en conmemoración a una victoria bélica y cuya fuerza visual remite a la espectacularidad de la antigua arquitectura egipcia. En otro estadio, abarcando las estructuras funerarias del antiguo Egipto, el antes mencionado Valle de los Reyes, donde se han depositado la mayor parte de faraones con más de 60 tumbas, son espacios excavados en las laderas de piedra caliza de un valle y que aporta una extraña sensación de desamparo y conexión con lo sagrado.

Aun contando con todavía más templos de una hermosura sin igual, como lo son la apabullante simetría de Kom Ombo, las decoraciones rememorando batallas del faraón del templo de Horus al lado del Nilo o las imponentes columnas jeroglíficas de Karnak, Egipto siempre ofrece más. Basta con la unión de su membrana sagrada y el caótico núcleo de El Cairo, con lugares de interés como la plaza Tahrir y el tesoro de Tutankamón que reside en el Museo Egipcio, para entender el hipnótico y magnético contraste de Egipto. Un paraíso histórico y vivaz donde explotar todo cuanto pueda beber el subconsciente, la memoria y la mirada de magia y de belleza.

Egipto: La tierra de la magia eterna

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