El laboratorio catalán

Lo que en términos políticos decidan los catalanes el próximo 14 de febrero se quedará en Cataluña. Con alguna salvedad no será exportable al resto de España. Las peculiaridades políticas de esta comunidad no permiten extraer conclusiones de carácter general acerca de lo que piensan los españoles del Gobierno que preside Pedro Sánchez. Salvo quizá en lo tocante a Salvador Illa.


Aún así , habrá que analizar con lupa los resultados del PSC porque el ex ministro de Sanidad acude a los comicios dopado por la sobredosis de propaganda que procede de su semanal exposición televisiva a lo largo de todo un año. Es una paradoja que quien ha estado al frente de la gestión más que deficiente de una pandemia que ha provocado ochenta mil muertes haya podido salir reforzado en términos de imagen. Pero así apuntan las encuestas. SI es que llegan a confirmarse los pronósticos sería tarea de sociólogos poder explicar semejante misterio.


En cualquier otro territorio los resultados de unos comicios autonómicos nos permitirían constatar estados de opinión más reales que los que transmiten las encuestas. En el caso catalán la clave independentista de varios de los partidos que concurren a las elecciones distorsiona el análisis a la hora de transferir los resultados autonómicos al mapa nacional. Quizá podría hacerse, aunque con cautela, en los casos de Ciudadanos y de Vox. Ciudadanos el partido que hace cuatro años fue la lista más votada en Cataluña comparece de capa caída. Los sondeos apuntan que podría perder la mitad de los escaños que tenía en el “Parlament”. Esa parece que podría ser la senda que también les aguarda en el plano nacional. De Vox, las encuestas dicen que podría superar al PP. No es descartable. Allí constituyen la novedad entre quienes defienden la Constitución y el PP tiene en contra años de intoxicación por cuenta de los medios separatistas.


Aún así, la situación política en Cataluña es muy específica y de difícil traslación a la esfera nacional. Por eso sería aventurado extraer conclusiones demasiado cerradas. Entre otras razones, porque para las próximas elecciones legislativas en España faltan tres años, y, aunque Podemos está todos los días haciendo oposición al Gobierno a pesar de estar dentro, lo último que Pablo Iglesias haría en su vida sería suicidarse políticamente provocando una ruptura que determinara la convocatoria anticipada de elecciones.

El laboratorio catalán

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