Llega el buen tiempo y, con él las actividades al aire libre. Como por ejemplo, la de aparcar coches de forma ilegal. La Policía Local ya ha tenido que amonestar en lo que va de semana a cerca de una docena de personas que se dedicaban a ejercer de “gorrillas”, normalmente en la calle de Andrés Martínez Salazar, muy cerca del estadio de Riazor, o justo en el aparcamiento del pabellón de deportes. En muchos casos son reincidentes.
Fuentes policiales apuntan como posible causa de este incremento de actividad al buen tiempo, sobre todo con la llegada de turistas. Sin embargo, el cuerpo municipal mantiene una política de tolerancia cero a esta clase de actividades y se dedica a perseguir y denunciar sistemáticamente a los individuos que cometen estas faltas, prohibidas en las ordenanzas municipales de circulación: el viernes fue a dos sujetos en la anteplaza del Riazor, el día 20, a un individuo que dos veces en un mismo día fue sorprendido dirigiendo a los conductores que trataban de estacionar en Andrés Martínez Salazar, En ese mismo lugar tuvo que acudir la Policía Local para denunciar a otro individuo de 33 años, por el mismo caso.
Aunque Riazor parece ser la zona en la que más se mueven, también existen otros lugares que frecuentan, como el aparcamiento gratuito de la Torre de Hércules o la calle de Durán Loriga, cuyas plazas en batería obligan a complicadas maniobras.
Fuentes municipales consideran que esta clase de incidentes no son inofensivos. “Esto no es un ejemplo de mendicidad encubierta”, señalan al tiempo que hacen ver que no cumplen ningún servicio real a los conductores, por muy pequeño que este sea. Para los agentes municipales se trata pura y simplemente de coacción, aunque disimulada.
“En realidad, todo el mundo sabe que cuando se da dinero a un aparcacoches es para evitar que te raye el coche. La gente prefiere dar un euro y quitarse de problemas”, señala un policía. Aunque este supuesto es difícil de probar legalmente, y rara vez un “gorrilla” alude a él cuando, después de ayudar a un conductor a aparcar, se acerca para recibir una propina, sí que está en la mente de dueño del vehículo. Es por eso que la ordenanza municipal de circulación lo prohíbe.
Como ocurre con las infracciones y faltas, al no ser propiamente delitos, solo se pueden castigar de forma efectiva si el sujeto resulta reincidente, por eso los policías municipales tratan de agravarlo con otros cargos, como desobediencia a la autoridad. Denuncia a denuncia, entra en un itinerario de procedimientos que acaban en sanciones que le obligan a abandonar la actividad.