Afundación aspira al déficit cero en 2017 sin tocar su patrimonio

Afundación aspira a alcanzar el objetivo de déficit cero a partir del ejercicio de 2017 sin tocar su patrimonio inmobiliario ni su plantilla, y a la vez aumentar en cuatro años en un 30% el número de beneficiarios de su obra social, en la que invertirá 125 millones de euros.
El déficit a cierre del ejercicio de 2014 fue de unos 6,8 millones, sin contar con la aportación de Abanca, y la previsión es que ya en 2017 sea autosuficiente y pueda dedicar unos 100.000 euros al fondo de reserva, que en los dos años siguientes debería crecer unos 6 millones hasta llegar a los 79.
Afundación tiene presupuestados para el primer ejercicio del cuatrienio 2015-2019 un total de 29 millones, de los que un 40% se destinarán a educación superior (a través de sus escuelas de negocios), 25% a acciones de envejecimiento activo, y el resto, a actividades culturales.
De esa cantidad total, cinco millones los aportará Abanca, al igual que en cada anualidad hasta 2019, y a partir de ahí destinará el 3% de sus beneficios netos, con un mínimo garantizado de 5 millones para los siguientes 25 años.
El presidente de Afundación, Miguel Ángel Escotet, explicó ayer en rueda de prensa que la fórmula para conseguir estos objetivos será racionalizar el gasto, optimizar los recursos y mantener un nivel de actividad “razonable e intenso”.
Aunque en principio el gerente, Pedro Otero, garantizó que no se plantea cerrar ninguna infraestructura propiedad de la fundación y que lo que se busca es “la máxima utilización de cada metro cuadrado”, Escotet ha abierto la puerta a la posibilidad de vender aquellos inmuebles “sin un uso real”.
Abundó Escotet en el objetivo de ampliar los servicios y la atención de los “edificios nobles” de la fundación con respecto a lo que hasta ahora fue costumbre.
Otra de las novedades del plan 2014-2015 de Afundación es abrirse al ámbito rural.
Respecto a la plantilla, el presidente de Abanca garantizó que no se tocará, pero se le exigirá a los trabajadores mayor versatilidad.
En cuanto a la política de precios para las actividades culturales, Escotet señaló que “se intentará” que no aumenten para los usuarios, y que se tratará de sacarle mayor rentabilidad.
El objetivo para los próximos cuatro años es incrementar en un 30% el número de beneficiarios de educación superior, un 23% las bolsas y prácticas y un 48% los alumnos y profesores internacionales hasta alcanzar la cifra de 600.000 personas.
La previsión en cuanto a los programas de envejecimiento activo, parte de cuya filosofía, ha enfatizado Escotet, es romper la brecha generacional en la sociedad mediante el aprovechamiento de la experiencia de personas jubiladas con formación, es doblar el número de participantes actual hasta llegar a los 45.500 usuarios.