Una oportunidad perdida

Una oportunidad perdida
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redacción 
a coruña

El Fabril dejó escapar una gran oportunidad ante el Cerceda. Pasó de la euforia con el 3-0 de Pol Calvet en el minuto 56 a la decepción con el 3-3 de Abelenda en el 88. El empate final favorece a los rojiblancos, que mantienen el liderato –compartido con el Choco– y la ventaja de ocho puntos sobre el filial. 
El fútbol es un estado de ánimo, que dice Jorge Valdano. Y, si el Poeta está en lo cierto, el equipo blanquiazul padece de esquizofrenia. Alterna buenos momentos con otros para olvidar.
No pudo empezar mejor el partido para el Fabril, que se adelantó a los seis minutos con un tanto de Álex Corredera. El ‘10’ aprovechó un fallo de comunicación entre los centrales visitantes Caridad y Juan, que se estorbaron el uno al otro, y definió en el mano a mano ante David. 
Crecido con el 1-0, el equipo blanquiazul se adueñó de la pelota e inquietó en dos buenas ocasiones, de Óscar y Edu, mientras el Cerceda apenas acarició el cuero y nunca pisó el área local con peligro. Diez minutos antes del descanso llegó el segundo, premio a la insistencia y castigo a la indolencia de la defensa visitante. Santi Taboada remachó a placer un saque de esquina de Corredera que Popi, primero, ni Marcos Valín, en última instancia, no acertaron a despejar.
El Cerceda mudó de piel tras el paso por los vestuarios –¿qué les diría el técnico Ángel Cuéllar a sus futbolistas?– y metió una marcha más, dispuesto a arrinconar al filial en su propio campo. Edu, que no llegó a rematar un centro desde la izquierda y sacó a Capelo un balón con marchamo de gol, tuvo el 1-2 en dos buenas oportunidades. Pero cuando mejor estaban los visitantes apareció Calvet para hacer el tercero tras un disparo de Edu que cayó en el área ante la parsimonia de la defensa, más pendiente de reclamar un fuera de juego inexistente que del balón.
El 3-0 parecía sentenciar un derbi de claro signo local. Nada más lejos de la realidad. El lateral izquierdo Popi, con una vaselina por encima de David que prolonga su buen momento de forma goleador –tres dianas en los últimos seis partidos–, recortó la distancia y prendió la mecha que su equipo necesitaba para soñar con la remontada.
Ocho minutos después sí acertó Edu para anotar el 3-2, tras una recuperación en la salida de balón fabrilista y regatear a David, y sembrar el nerviosismo en la bancada de Abegondo. Es raro que el Fabril ceda una ventaja tan grande en su campo, no es tan raro que el equipo de Manuel Mosquera muestre cierta inseguridad para cerrar los partidos. 
Los nervios hicieron mella en el bando local y el Cerceda se vino arriba. Reclamaron los visitantes un penalti sobre Popi a seis minutos del final y cercaron el arco de David hasta que se encontraron con el gol del empate en una jugada que no parecía especialmente peligrosa.
Faltaban solo dos minutos para la conclusión cuando Abelenda ensayó un disparo raso casi sin ángulo que David no acertó a blocar ni a rechazar, sencillamente se le escapó de las manos. No fue el mejor partido para el portero de O Temple, que la pasada jornada ya encajó un gol olímpico en A Magdalena.
Sin tiempo para más, el Fabril cedió una ocasión de lujo para meterse de nuevo en la lucha por el título. El empate no es tan malo vistos los resultados de los rivales directos por la cuarta plaza –perdieron Villalbés y Arosa, ganó el Choco–.
El Cerceda, por su parte, mantiene el liderato y da un paso más en su travesía hacia la enésima fase de ascenso en las dos últimas décadas. “Nos daban por muertos”, decía el central Marcos Caridad hace unos meses en declaraciones a este mismo diario. Ni con las importantes bajas de Cano y Herbert, ni la marcha del entrenador José Luis Lemos, las tres en verano. Este Cerceda tiene el chip de los grandes. Y ayer lo volvió a demostrar. 

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