La marcha de Alcoa recorre Alfonso Molina para exigir la intervención estatal

La marcha de Alcoa recorre Alfonso Molina para exigir la intervención estatal
Los manifestantes saltaron la mediana en dos ocasiones para tratar de paralizar por completo el tráfico, pero la Guardia Civil les obligó a regresar a su carril | pedro puig

Mas de 300 personas recorrieron ayer la avenida de Alfonso Molina en una nueva protesta de los trabajadores de Alcoa. En esta ocasión, los empleados de la multinacional del aluminio unieron sus voces para pedir la intervención estatal, antes de que el gigante norteamericano eche el cierre, el día 27. Durante la marcha, un amplio dispositivo de la Policía Local y de la Guardia Civil se encargó de minimizar las incidencias en el tráfico. Alfonso Molina estaba inusualmente vacía debido a los avisos que se habían emitido, pero aún así, se produjeron retenciones cuando la protesta llegó hasta el puente de A Pasaxe, donde sí se registraron atascos en dirección salida.

Acompañados del estallido de los petardos, cohetes y bengalas, y con un cañón de palenque disparando sin cesar, los trabajadores tardaron dos horas en recorrer el trayecto desde el edificio de sindicatos situado en el kilómetro dos de Alfonso Molina hasta A Pasaxe y volver. En dos ocasiones, los trabajadores quisieron cortar ambos sentidos de la circulación saltando la mediana, lo que provocó atascos que, por lo menos durante unos minutos, paralizaron totalmente el tráfico. 

Los conductores trataron de desviarse hacia la Tercera Ronda para evitar el atasco, lo que provocó fuertes retenciones en la rotonda del Pavo Real y Manuel Murguía. La situación no comenzó a normalizarse hasta las seis de la tarde, según la Policía Local.

 Durante todo el camino, corearon consignas como “Fóra yanquis, pandilla de mangantes!”, “Isto é a guerra, Alcoa non se pecha!”, “Pedro Sánchez, intervención canto antes!” y, en una alusión directa al presidente del Gobierno, “Pedrito, échale huevos”. 
Una posibilidad 

La ministra de Industria, Reyes Maroto, siempre ha negado que exista la posibilidad de una intervención, pero el presidente del comité de empresa de la planta coruñesa, Juan Carlos López Corbacho, recordó que es una posibilidad contemplada en la Constitución: “Francia fíxoo con Macron cuns astilleiros, Italia, Inglaterra, Alemania... Cremos que as excusas non valen. Está máis que claro que o Goberno ten que implicarse un pouco máis”. 

No es que el Gobierno no haya hecho nada, reconoce Corbacho, sin embargo, las medidas que ha puesto en práctica están pensadas más para el medio y largo plazo, como modificar el mercado eléctrico y las subastas de interrumpibilidad, y sirven de poco cundo se tiene que afrontar una crisis urgente como es la de Alcoa, que pretende cerrar no solo la planta de A Coruña, sino la de Avilés, cuyos trabajadores estaban presentes ayer en Alfonso Molina. Lo que quieren es que se tutele las fábricas por el Estado a través de un acuerdo con la multinacional mientras no se vende la planta a otras empresas interesadas en la compra. “Sabemos que hai interés”, asegura.  
Espacio para la negociación 

Para Corbacho, las intenciones de la multinacional están claras: lo que querría sería preparar la salida para quedarse con el mercado pero no con las fábricas. Sin embargo, no cree que la negociación esté muerta pero tiene que estar ahí la voluntad para negociar y no “estar por estar”, una dinámica que asegura que no existe hoy por hoy con los trabajadores. 

Representantes de la multinacional siderúrgica negaron que pretenda a trasladar su producción de aluminio de España a Arabia Saudí, en la fábrica de la compañía Maaden, en la que Alcoa tiene una participación en el capital. Por su parte, desde el comité de empresa aseguran que está planeando una deslocalización “en toda regla”.

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