“Un libro es como si te asomas a un agujero, nunca sabes lo que vas a ver”

“Un libro es como  si te asomas a un agujero, nunca sabes  lo que vas a ver”

Más allá de la intriga, hay una historia de amor que son muchas a la vez porque en “Cuando llega la luz” (Editorial Destino), Santi ama a Sandra, que a su vez ama a Alberto y Luci ama a Santi, pero este solo quiere a Sandra y las flechas destinadas a personas equivocadas sirven de soporte a la trama, que es la segunda parte de la premiada “Lo que esconde tu nombre”, donde también mandan las emociones: “Estamos dominados por nuestros deseos, no solo los amorosos, también los de futuro”. 
La novela invita a pensar sobre las relaciones de pareja, “que son fuente de felicidad y manipulación” al mismo tiempo y precisamente por el afecto que se tienen los personajes, el libro camina hacia una dirección: “Ellos no se moverían si no fuera por amor”. Así es que Julián, el amigo de Sandra, descubre algo increíble que “tiene que ver con un personaje histórico y real” por Raquel, su mujer difunta, y por Sandra y Sandra no entraría en el pastel si no estrenara maternidad. 
En todo este enjambre de nombres, aparece por primera vez Luci, que es una bendición según la autora y llena de luz la escena: “Origina el conflicto”. Y es que Clara Sánchez asegura que un libro “siempre sale por un descubrimiento, es como si te asomas a un agujero, nunca sabes lo que vas a ver”. Por eso, la pluma tiene que dar un paso al frente. Ella reconoce que alguna vez ha retrocedido y que entre parte uno y parte dos, se ha dedicado a otros dos agujeros, donde trató la actualidad de los niños robados y de la familia. Siempre aliada al sentimiento. 
En este caso, confiesa su admiración por Sandra, que logra desenmascararlo, “es una auténtica heroína no engañarse en el amor”. La protagonista no quiere uno normal y fácil: “Sabe que el padre de su hija se lo puede dar todo y que puede vivir cómoda, pero le faltan unos milímetros para llegar a eso y lucha por conseguirlo. Es una chica muy franca”. Después está la residencia de ancianos que, en la segunda entrega luchan por el poder, antiguos neonazis que dan paso a otros como Sancho y, en definitiva, la puesta en escena de estos militantes de la ultraderecha no deja de ser un reflejo de lo que pasa en Europa y Estados Unidos, “donde en los últimos años estos partidos han subido en votos”. En esta historia coral, unos van llamando a los otros y muchos no son lo que parecen con secretos para el lector que se siente parte activa. 
Clara se plantea ahora la posibilidad de hacerla película, un proyecto que está en ciernes y que la escritora ve difícil por eso de encerrar en hora y media todas esas emociones con las que baila cuando escribe: “Todo el mundo piensa que de mis novelas hay una peli pero al hacer el guión no es fácil”. Mientras, otros nombres esperan para hacerle “toc toc” en su cabeza: “Me gustaría seguir con Sandra y Julián. Ahora bien se me tienen que aparecer”. De lo contrario, seguirá entrando en agujeros para ver qué le dicen.

“Un libro es como si te asomas a un agujero, nunca sabes lo que vas a ver”

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