“Los dos primeros años no pude pegar ojo”

“Los dos primeros años no pude pegar ojo”
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Carlos Hurtado Rivas (Valencia, 1976) acudió a la galería Sargadelos para participar en un afterwork organizado por la Asociación de Empresarios y Emprendedores de Galicia (Ascega). Hurtado traía consigo la historia de su empresa, un negocio familiar que comenzó con el bisabuelo vendiendo carros de madera, siguió con la segunda y tercera generación fabricando maquinaria para trabajar la madera y ahora, ha dado el salto hacia la robótica industrial.
¿Por qué ese cambio?
Era 2006-2007 y veíamos que el mercado del mueble en Valencia estaba estancado. Buscábamos otro campo por el que expandirnos.

Y comenzó la crisis.
En ese momento ya se empezaba a hablar de ella. Pero nos cogió en el peor momento, y tuvimos que despedir al 50% de la plantilla.

¿En qué consistió la reconversión?
Básicamente, teníamos a un ingeniero en una habitación trabajando. Durante dos años no produjimos ni vendímos nada.
¿Tenía miedo?
Mucho. Durante esos dos primeros años no pude pegar ojo.

¿Y luego?
Luego empezamos a vender el producto. Nosotros habíamos escogido los robots porque en esa época veíamos que había escasez de mano de obra, así que apostamos por la automatización.

Así se pierden puestos de trabajo, ¿no?
También creo otros. Hemos vuelto a crecer, el año pasado un 22% y el anterior un 20%. Y este año esperamos crecer un 10%.

A la gente que acude a los afterwork, ¿qué les dice?
Que una empresa familiar no es un lugar donde colocar a los hermanos y a los hijos. Es un ser vivo que hay que cuidar y para eso es importante poner orden.

¿Y después del orden?
Crear un producto en el que confíe y no desanimarse. La mayor parte de los emprendedores pretenden pegar un pelotazo y no es así. No hay ningún campo en el que no tengas competencia, así que hay que trabajar en tu producto, irlo cambiando y buscar un comprador.

¿Dónde?
Hay que ir exportar. Nosotros estamos en Lationamérica, el norte de África, Arabía Saudí, Rusia... Y este año esperamos expandirnos por Sudáfrica y el sudeste de Asia. Sin descuidar el mercado nacional.

¿Y esto también vale para las pequeñas empresas?
Claro, las pymes son la parte más importante del tejido productivo y hay organismos comerciales que nos ayudan a estar presentes en cualquier país. El ICEX hace un buen trabajo.

“Los dos primeros años no pude pegar ojo”

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