Germanwings, un año después del siniestro aéreo que dejó 150 muertos

Germanwings, un año después del siniestro aéreo que dejó 150 muertos
Members of victim's families arrive to attend a ceremony for the first anniversary of the Germanwings crash at the memorial site in Le Vernet, France, March 24, 2016 to pay tribute to the 150 victims of the Germanwings Airbus A320 that crashed in a remote

Doce meses pasaron desde que tuviera lugar el accidente aéreo de la compañía Germanwings en los Alpes Franceses. Un suceso que colapsó las redes sociales en cuestión de horas y marcó el 24 de marzo como un día negro para la aviación.
El siniestro, que se saldó con la muerte de 150 personas, de las cuales medio centenar eran españoles, fue provocado por el copiloto, según confirmaron los datos extraídos de la segunda caja negra del avión.
Frases como “Por el amor de Dios, abre la puerta. ¡Abre la maldita puerta!”, ayudaron a reconstruir el incidente, cuya investigación se centró en la figura de Andreas Lubitz.
Los datos encontrados en su casa por parte de la fiscalía de Dusseldorf revelaron que el copiloto de A320 había recibido años antes de obtener su licencia como piloto “atención psicoterapéutica por tendencias suicidas”. No obstante, descartaron la posibilidad de “especular” sobre los motivos que le llevaron a estrellar el avión sustentando la investigación solo en “hechos”.
En los últimos cinco años Lubitz fue atendido por más de 40 médicos incluidos siete facultativos que le vieron el mes antes de ese vuelo, según el fiscal de Marsella, Brice Robin.
Además este representante judicial aseguró que el copiloto era consciente de sus problemas de salud y estaba “obsesionado” con la posibilidad de perder la vista. En concreto, sufría “una grave depresión” y una “psicosis” además de los problemas de visión. Al respecto, las autoridades alemanas aseguraron que Lufthansa no informó sobre su estado de salud. 
Por su parte, la compañía aérea negó que tuviera que ofrecer esa información a la Oficina Federal de Aviación de Alemania (LBA), ya que Lubitz obtuvo su licencia de piloto antes de que entrara en vigor la normativa que endurecía las obligaciones de información.

internamiento
Un médico privado recomendó el internamiento en un hospital psiquiátrico de Lubitz dos semanas antes de que estrellara el avión. En su informe definitivo, la Oficina de Investigación y Análisis para la Seguridad de la Aviación Civil de Francia (BEA), indicó que Lubitz había comenzado a exhibir, en diciembre de 2014, síntomas que encajarían con un “episodio psicótico-depresivo”, que consultó con diversos médicos, ninguno de los cuales advirtió en un primer momento de su situación a las autoridades.
“En el día del accidente, el copiloto no debería haber volado debido a las recomendaciones de su doctor. Si hubiera seguido el reglamento, él mismo debería haberse declarado no competente y pedir el relevo”, explicó el investigador jefe de la BAE, Arnaud Desjardin.
Los fiscales han hallado pruebas de que Lubitz, que también padecía problemas de visión, había investigado métodos de suicidio y ocultado su enfermedad a sus superiores. Ello se sumó a una “falta de líneas claras” sobre las amenazas a la seguridad pública cuando entran en conflicto con la confidencialidad de los informes médicos.

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