Los mariscadores piden permiso a la Xunta para limpiar los parques de cultivo

Los mariscadores piden permiso a la Xunta para limpiar los parques de cultivo
Los trabajadores solo pudieron faenar unos días sin interrupciones pedro puig

Los mariscadores de a pie y de a flote que trabajan en la ría tramitan la solicitud de un permiso para que la Consellería do Mar les permita comenzar la limpieza de los tres parques de cultivo que se van a recuperar en O Burgo. El colectivo ha decidido acelerar los pasos para no tener que quedarse en casa demasiado tiempo por la nueva prohibición de trabajar en la arena. La Xunta ordenó el cierre el pasado viernes, después de que las analíticas arrojasen elevados niveles de toxina en el agua.
El presidente de la agrupación de a pie, Andrés Pena, aclara que ante la situación de paro obligado que están viviendo quieren adelantar los trabajos sobre el terreno que tenía previsto demandar aún en septiembre. “Vamos a pedir que en vez de estar parados nos dejen hacer eso porque para retirar el mejillón no afecta el cierre por toxinas”, destaca.
El molusco irá a parar a la basura por lo que no supondría ningún riesgo para la salud pública. Pena calcula que podrían compatibilizar “cinco días de extracción y 10 o 12 de limpieza” en el caso de que la ría abriese al marisqueo de forma casi inmediata.
El resto de las tareas con maquinaria pesada estarán en manos de la empresa pública Seaga. Tal y como aclaraba hace días el departamento que dirige Rosa Quintana a este diario, la intención es recuperar “a biodiversidade” de esos espacios para “poñelos a disposición da confraría” para que se siembren semillas de almeja y berberecho.
Aunque no sería una solución total, el proyecto les permitiría estar contratados por obra y cobrar alrededor de 1.000 euros por persona repartidos en todo el tiempo que duren las obras. Pero menos es nada dada la mala situación en la que se encuentran estos operarios autónomos del mar.
En lo que va de año es difícil establecer las cuentas de lo que han dejado de ganar debido a los cierres continuados, ya fuese por vertidos de origen aún desconocido o por toxina. Desde luego, las pérdidas ya se cuentan por miles de euros y Pena estima que antes de que se volviera a clausurar el estuario estaban ganando “menos de la mitad que antes por día”. Y es que cada vez detectan una mayor mortandad del producto, sobre todo de la almeja fina que es la que alcanzaba un precio mayor en el mercado.
“Si antes ingresábamos 100, ahora estaríamos hablando de 40 o, incluso, 35”, subraya el representante. Desde el sector recalcan que ese dinero se ingresa como mucho durante 12 días al mes y al salario habría que restarle, entre otras cosas, los pagos a la seguridad social y otros seguros.
Con un nuevo cierre a las espaldas, el presidente destaca que la situación es “penosa”. “Alguna gente está de baja porque está muy fastidiada de salud de ir a la marea pero también hay quien dejó el carné porque no le daba para vivir y los demás estamos pendientes de un hilo”, concreta.
A pesar del cierre de O Burgo por toxina lipofílica, se antoja inviable el traslado a otra ría porque los permex para mariscar van sujetos a zonas concretas.

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