Pagó muy cara su fragilidad

Pagó muy cara su fragilidad
20 julio 2020 / 21 julio 2020 Entrenamiento del Deportivo en Abegondo

Con independencia del atropello al que fue sometido en un final de Liga surrealista y que debe ser reparado con su continuidad en Segunda División el próximo curso 20-21, el RC Deportivo ha firmado una campaña estrepitosa que le ha llevado a culminar el campeonato en decimoctava posición.

Los técnicos de élite suelen coincidir en que un partido lo ganan los delanteros pero una liga la conquistan las defensas.

En este sentido, la retaguardia blanquiazul no se mostró casi nunca capaz de sostener a una escuadra que prácticamente nunca pudo respirar tranquila en la tabla clasificatoria.

El Depor finalizó siendo el conjunto más goleado de la categoría de plata, con 60 dianas recibidas en 42 encuentros; unos guarismos que arrojan un promedio estremecedor de 1,42 tantos por partido.

La imposibilidad de retener el pasado verano a dos hombres que marcaban la diferencia en el eje central —Domingos Duarte y Pablo Marí— obligó al club a sondear unos refuerzos que nunca estuvieron a la altura, para desgracia de la entidad de la Plaza de Pontevedra.

El director deportivo Carmelo del Pozo —condicionado por un presupuesto inferior al del ejercicio anterior— optó por amalgamar la experiencia de un internacional griego como Vassilis Lampropoulos con la juventud de un central prometedor como Francisco Javier Montero en el eje de la zaga.

Siempre con Dani Giménez bajo palos las sensaciones no pudieron ser peores desde incluso la pretemporada, con errores en el corte impropios de una retaguardia de primer nivel.

La competición no hizo sino corroborar los malos presagios y muy pronto el Deportivo empezó a a hacer aguas atrás.

En la primera jornada, pese a conquistar el primer triunfo del año ante el Oviedo (3-2), los blanquiazules sufrieron de lo lindo debido a dos tantos en contra después de haberse situado con una ventaja cómoda de 2-0.

Desde el referido estreno y a lo largo de la primera vuelta el Deportivo estuvo un total de 19 jornadas seguidas sin volver a conocer el triunfo.

La línea de zagueros se mostró muy permeable hasta la llegada del tercer entrenador de la temporada, Fernando Vázquez, que apostó por una línea de cinco defensas que atenuó la falta de oficio deportivista en la contención.

Sin embargo, la grave lesión del italiano Michele Somma en el mes de febrero ante el Girona en el estadio de Riazor realimentó los fantasmas, con un nuevo bajón en el rendimiento de una línea defensiva que tuvo que aferrarse a la experiencia de Álex Bergantiños —reconvertido a central— para apurar sus opciones de salvación. l

Pagó muy cara su fragilidad

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